viernes, 31 de julio de 2020

CUÍDATE


Cuídate, preocúpate de todo lo tuyo, ocúpate de ti mismo. Y así aprenderemos una de las más bellas tareas sobre esta tierra que nos vio nacer: cuidar a los otros, preocuparnos de ellos y si la ocupación de los otros adquiere límites sobrehumanos, más motivos para dejarse cuidar, para cuidar a los que cuidan. Por eso y muchas cosas más cuídate, mímate, preocúpate de todo lo tuyo y ocúpate de ti y de todos los demás de alguna o de otra forma.
¿Queremos decir todo eso cuando últimamente en las despedidas usamos ese entrañable comodín, casi amuleto del corazón que se sale del pecho y nos une en un lenguaje común y solidario? Algo de ello hay, sino de qué. Al adiós de siempre, se une este deseo, algo más y de mayor peso específico, deseando acompañarle en los momentos más difíciles si vienen, como los más felices para celebrarlo con ellos en su momento.
Hablando del momento actual y de la pandemia que estamos padeciendo, esto ha dicho el filósofo, Josep María Esquirol, palabras que hago mías y desearía que tuyas también.: “Los seres humanos vivimos en la intemperie física y existencial. Y en ella estamos sometidos a fuerzas que nos pueden dañar. Por eso, el movimiento más radical y más humano es el de cuidarnos, a nosotros mismos y a los demás. Hay situaciones, como ésta que nos ha tocado vivir, que todavía ponen más de relieve la intemperie, la interdependencia y la necesidad de protegemos unos a otros”.
Pedir visibilidad para las que cuidan, por regla general, inmigrantes, como hacía esta mañana en su artículo dominical, la escritora Elvira Lindo, me parece obligado y trabajar para que esta sociedad les otorgue unas condiciones laborales muy distintas, que encajaría en el cuidado que a todas esas personas debemos por humanismo y elemental justicia. Les dedicaba su artículo con este bellísimo y ajustado título: “Reinas de la invisibilidad”. “Cuidemos a los que nos cuidan es el eslogan más popular en estos días y responde a una necesidad urgente. Pero no solemos ver ni incluir a esas mujeres que acuden a las casas, a menudo, sin estar regulado su trabajo legalmente, y que asisten a los ancianos, cuidan a los niños, limpian o cocinan”, escribe la escritora, añadiendo esa especie de limbo laboral, sin cobrar las horas que habitualmente trabajan de tapadillo. Y uno se pregunta, qué menos, ¿cómo cuidar mejor a quienes cuidan de nosotros, de nuestros padres y abuelos, de nuestros hijos que necesitan de sus servicios y nunca jamás tratarlas como esclavas y mano de obra de hambre y miseria?
El lenguaje nos hace y nos transforma y cada palabra, sobre todo algunas, llevan tal carga de poder transformador que nos empuja a hacerlas nuestras, cultivarlas, mimarlas y agradecidos de que nos ayuden a ser mejor gente. Carol Gilligan, la impulsora de la llamada “ética del cuidado”, habla de un valor tan esencial como la justicia, que ha permanecido invisible durante siglos porque su espacio natural era el de la vida doméstica donde gobernaban las mujeres. ¿No debería la nueva normalidad andar por el camino de los cuidados y de una vida más simple, austera, plena y visible? Bienvenida, por supuesto, esa expresión de especial cariño: “Cuídate”, y ojalá que se quede largo tiempo entre nosotros. Y en estos momentos de crisis económica muy grave y pandemia que no se ha ido: cuídate mucho y cuídanos sin desmayo.
https://youtu.be/1Z7RJOAkXMo Anouar Brahem "Halfaouine" Live at Carthage – 2014. Te sorprenderá gratamente.

jueves, 30 de julio de 2020

VIVIR EN UN CUADRO


He cogido al vuelo una frase que alguien, a su vez, toma de The Guardian que dice así: “Todos vivimos hoy en día en un cuadro de Hopper”, y me ha parecido tan soberbia y generadora a poco que pongas a funcionar la hormigonera de la mente, dando un juego formidable a los que nos gusta trajinar las palabras y las ideas.
Y así, con estos simples bártulos me di un paseo por algunos cuadros en los que podemos vivir dadas las peculiaridades de cada cual y las circunstancias del algún momento.
Sea el cuadro a que hace referencia el periódico británico, que refleja y retrata a la perfección la situación aquí y en todo el mundo, al menos gran parte de él, porque un simple virus de una potencia mortal incalculable está haciendo destrozos, y como siempre, a unos mucho más, sobre todo, a los más vulnerables, los más solos, los que han tenido la mala suerte de seguir soportando un calvario excesivo en sus largas vidas, que son los fallecidos, una inmensa mayoría de ancianos que se han ido más solos que la una sin poder abrazar a los más suyos y escuchar de sus labios unas palabras de aliento que tanto reconfortan en toda despedida antes de iniciar un camino sin retorno. La imagen, como todas las de este gran pintor, habla de soledad, desamparo, incomunicación, aislamiento y desesperanza. Justo lo que ha vivido y está viviendo mucha gente sin tener ninguna respuesta a lo que está pasando y les pasa a ellos.
Sea el “Duelo a garrotazos” de nuestro gran Goya que sintetiza y muestra con una fuera brutal la violencia y el sinsentido de dos hombres hundiéndose en el fango que siguen y siguen hasta la muerte, si es preciso, sin ceder lo más mínimo. Es de nuevo Caín sobre Abel, las dos Españas irreconciliables y cainitas, que aparecen de vez en cuando a lo largo de la historia con todo el odio almacenado en siglos y, aun hundidos hasta el fondo, la más miserable condición montaraz no cesa. Uno, a veces, tiene miedo del mal ejemplo de algunos partidos y su crispación por encima de las estrellas; menos mal que la sociedad, en su mayoría aplastante, va, me parece, por otro lado y está mucho más calmada, adulta y harta de esas soflamas y mentiras. Aunque siempre los más vehementes siguen a los más crispados.
Es la famosa “Danza” de Matisse plena de fuerza, color y ritmo vibrante que, a quienes nos llamó tanto siempre el baile y la danza, nos subyuga, nos atrae y nos da envidia de no estar entre esos danzantes, con poco esfuerzo entramos y somos uno más y un todo que vibra en cuanto empieza la música y nos olvidamos de quiénes somos, porque importa el grupo, la danza, el ritmo, la armonía... y la concentración es de capital importancia.
Es “La muchacha en la ventana” de Dalí, mi ventana abierta al mar, a la calle y a la vida, en donde yo siempre quisiera estar para ver eso: la mar, la montaña, mi meseta, mi calle y la vida, y poder chapuzarme en ellas, que es lo que me devuelve mi razón de ser en este mundo y sobre todo en el mundo de los que conmigo viven, trabajan, piensan y aman. Mi mundo es el de estos dos cuadros últimos y ahí quiero vivir.
... Y es El abrazo de Juan Genovés de tan ricos y fascinantes significados siempre y de tanta fuerza.
https://youtu.be/cdSFTp3KBUk Juliette Binoche - Et Si Tu N'existais Pas. No te pierdas ni su mirada ni sus sonrisas. Alegran la vida.

lunes, 27 de julio de 2020

LECTURA EN LAS ALTURAS


Leer en todo tiempo y lugar. Arriba y abajo. De mañana, tarde, noche y madrugada. En la montaña y en el llano. En el mar y en la playa... y así hasta el infinito. Y hasta en el punto de equilibrio más inestable posible, pero, a pesar de todo, concentradísimos como la joven de esta imagen. Qué gozada tiene que ser poder subir a esas alturas, para volar más alto todavía, que es el fin de toda lectura que se precie, sin darse importancia y olvidarse del ruido del mundanal ruido y concentrarse en lo que merece la pena: la esencia de lo que se está leyendo y dejándose llevar de los vientos favorables de lo que dicta cada página, pero sobre todo de lo que no dice y de lo que a cada cual le sugiere. La imagen tiene su encanto, tanto por los libros del suelo en orden y dispuestos a la batalla, otro reposado y bien abierto en una de las sillas, como los volanderos cual palomas mensajeras surcando los aires y llevando en el pico las buenas noticias y los mensajes más sorprendentes. Aunque el centro de la escena, naturalmente, lo ocupa la señorita, con sus gafas de intelectual fina y severa y lectora empedernida, con muchos toques de quererse a sí misma y agradar a todo el que a su lado pase. Dos buenos principios para ir por la vida, porque en el fondo más profundo se trata de hacer que este mundo sea más hermoso y llevadero...
Nota no tan al margen: 1.- Hablando de lecturas y libros, destaco dos hermosos libros que me leí en el confinamiento. “El infinito en el junco” de Irene Vallejo, lo dije al vuelo de un comentario y lo repito: una obra maestra, y el magnífico “A corazón abierto” de mi querida y admirada Elvira Lindo. Altamente recomendables. Dígase lo mismo de “Sapiens” de Noah Harari que he releído hace unos días y una novelita corta, 60 páginas, nada más, que se lee en el tiempo de un suspiro, del gran Stefan Zweig, “Carta de una desconocida”. Y 2.- Poco antes de la muerte de Juan Marsé leí “Últimas tardes con Teresa”, que era de las pocas de él que me faltaba, gran novela, claro. En breve me pondré a releer “Si te dicen que caí, que leí hace más de 30 años, algunos dicen que la mejor, me pareció maravillosa. Y ya puesto, habrá que seguir releyendo: El embrujo de Shanghai, Rabos de lagartija y Caligrafía de los sueños, que duermen en las estanterías. Adicto que es uno a Marsé. Estoy seguro que no me defraudará. “No ha habido nadie como él”, ha dicho Antonio Muñoz Molina. Sí, Juan Marsé es uno de los grandes, sin lugar a duda alguna.
https://youtu.be/nCwkq8H5YHk Mikel Laboa y Orfeón donostiarra - Txoria Txori La canción, hay montones de versiones, una preciosidad, y la letra, tres breves estrofas, más aún, si cabe. Le debo un artículo.

viernes, 24 de julio de 2020

ESE ES EL CIELO


Siempre ansiando ver el cielo, o ir a él, y está aquí, en la cara de ese bebé, de una felicidad absoluta, que pareciera estar surcando el séptimo cielo, si no más arriba. Por no decir el rostro del abuelo que se ha ensimismado tanto dentro del nieto, que si fuera por él se quedaría así toda la eternidad, porque no se imagina, ni puede, un cielo mayor. Así, chocando risa contra sonrisa. O la alegría desbordante de la chica de la bici dejándose llevar por el viento... No des demasiadas vueltas, ni te vuelvas loco o loca: está aquí, a tu lado, dentro de ti, en el interior de los otros, en el hondón de las cosas, siempre que pisamos el territorio de la ternura, dejamos que haga nido el perdón, aprendemos a dar abrazos largos y apretados, ay, habrá que esperar a que pase pronto este maldito coronavirus, hagamos de la delicadeza y la sensibilidad a flor de piel y del llanto nuestras mejores señas de identidad, logremos que la risa se refleje en los ojos y alcancemos el deseo de mejorar las cosas de este mundo unido siempre al compromiso real y sus cuidados.
Foto primera, del perfil de José L. Estalayo, gracias.
... https://youtu.be/rzp5foKF9Ps IZARO - La Felicidad

miércoles, 22 de julio de 2020

PARA EL DÍA DESPUÉS


Sería bueno, tras esta larga cuarentena, ir preparando la maleta para el primer día que salgamos de ella con plena libertad de movimiento y repasando la lista de lo que haremos, por ejemplo, mi primera visita a la Residencia de Cardenal Marcelo, para ver los destrozos, pero también celebrar con Xoan el primer café o el medio Martini, como todos los martes del curso y, ya puestos, a ver a mis dos hermanas en distintas residencias y sentir con ellas cómo se han salvado de la quema; celebrar por todo lo alto con la Peña de los viernes, cinco parejas amigas, como lo venimos haciendo ya más de treinta años; preparar la estancia, programada antes del encierro, en una Casa Rural del Norte de Palencia con los amigos de Laguna y Boecillo; dar un paseo por la ciudad y entrar en alguna librería para comprar el libro ansiado; aprovecharé que las imágenes y los olores vivos entren por los sentidos; me asomaré al Pisuerga, de paso, por ver si es el mismo aunque en constante renovación, como siempre, y mirar a todos los pájaros para contemplar, que es seguro, cómo han notado el cambio, ellos solos invadiendo la ciudad, detener la mirada con delectación en cuantos transeúntes pasen a mi lado, colegas todos salidos de una batalla que no fue guerra, y volver a casa para encontrarla de nuevo ya sin rejas en las ventanas ni en las puertas y no más salón de baile ni pasillo del circuito de mis andanzas.
Y ponerme ante el ordenador para anotar algunas cuestiones que me llegan a borbotones, tales como:
Tras el tsunami sanitario que nos ha caído, no olvidar el económico que está viniendo sobre los más débiles, como siempre, y atender en consecuencia conforme a nuestras fuerzas.
Todos los gobiernos, ya por fin, no tendrán más remedio que respetar, dotar de generosos presupuestos al I+D+I y dejar que investiguen y hablen quienes dominan el ámbito de la ciencia y sus alrededores.
Y ya, por los siglos de los siglos, acudiremos al lugar adecuado, sabiendo que quienes nos salvan son las vacunas no las peticiones al más allá. ¿No te has detenido a pensar que en la Edad Media, y más acá, cuando las pestes asolaban el mundo se llenaban las iglesias creyendo que eran castigos de los dioses, y en esta última las iglesias se han quedado, como los teatros, los restaurantes..., vacías, vaciadas, y todos nos hemos encerrado en nuestras casas aplaudiendo a los cuidadores y a todos los sanitarios e investigadores sabiendo a ciencia cierta que el milagro está en sus manos? Sí, en la ciencia, definitivamente.
Y temer más al virus del odio, como dice el famoso historiador Noah Harari, que a este coronavirus, porque es peor.
Y esperar con abierta esperanza, porque puede estar llegando un nuevo humanismo, ojalá, en donde el cuidado será uno de los valores resurgentes más valiosos que habrá que cuidar y mimar, como el recuerdo vivo de cuantos se fueron en silencio y solos. Y sin duda: la buena gente seguirá siendo buena gente, y hasta mejor, aleluya, pero advirtiendo de que no todo es oro lo que reluce, y la mala gente, ay, seguirá con su mala uva de siempre.
Y con Rozalén, en su última canción, Aves Enjauladas, te diré: “Cuando salga de esta iré corriendo a buscarte. Te diré con los ojos lo mucho que te echo de menos. Guardaré en un tarrito todos los abrazos, los besos, para cuando se amarre en el alma la pena y el miedo”. No estará de más volver sobre ella, ¡es tan hermosa! Y como ya la saqué hace unas semanas, cambiamos de tercio por esta que no es menos fascinante:
https://youtu.be/NGorjBVag0I Leonard Cohen - Dance Me to the End of Love.

lunes, 20 de julio de 2020

AY, SI LAS FRESAS HABLARAN


Ay, si las fresas hablaran, y los melocotones y las peras... y mucho antes, los dulces. “Si estos callaran, las piedras hablarían”, Lucas 19:40, pues lo mismo, hablan si dejamos la furia y el ruido y escuchamos el silencio sonoro de sus lamentos. Las cuidamos como a reinas, en el frigo, y las adobamos de nata, ¿por aquello de nata y fresas? o con azúcar, para que a las pocas horas suelten un jugo exquisito. Y hablan, si echamos la vista atrás, porque el asunto viene de lejos. Los diez millones de esclavos africanos del siglo XVI al XIX, obligados a trabajar en condiciones ínfimas en las plantaciones de azúcar para que los europeos pudieran disfrutar de su té dulce y las más variadas golosinas, y cacao, café, tabaco, algodón y ron. El capital perseguía el desarrollo y el progreso en su fachada principal, pero por la puerta de atrás se colaba el tráfico infernal y el trato inhumano. ¡Cómo no iban a hablar los pasteles, y el té bien azucarado, sabiendo el origen! Poco más tarde de aquellos inicios el rey Leopoldo II fundó una organización humanitaria para combatir el tráfico de esclavos en el Congo, pero en cuestión de poco tiempo, sigo en esto al historiador Noah Harari, que releo en estos días, la organización humanitaria se convirtió en una empresa de negocios cuyo objetivo era el crecimiento y los beneficios, lo ya sabido, y se olvidaron de las escuelas y los hospitales. En pocos años, la estimación más moderada habla del coste terrible humano: aquello costó la vida de 6 millones de individuos. Otras estimaciones hablan de 10 millones de muertos. Ay, si el caucho hablara...
Dejando aquellos siglos llegamos al de la fresa y nata de Almería y Huelva y los melocotones y peras de Lérida y Aragón.
Un amplio reportaje del dominical de EL PAÍS pasa revista pormenorizada del tema sangrante en cuanto se refiere a los temporeros en gran parte extranjeros, migrantes que queremos lejos, porque “nos vienen a robar”, y a tener que compartir los centros de salud, pero, a la vez, queremos que nos saquen las castañas del fuego. No pretendo que se nos atraganten y se nos corte la digestión, pero escuchar lo que hay detrás de una fuente de fresas, melocotones y peras, etc. etc. no nos vendría mal para ir pensando lo mal gestionado que está este mundo en el que participamos todos en mayor o menor medida, ejecutando, permitiendo, vociferando sin razón ni venir a cuento, o mirando para otro lado con santa indiferencia. Porque:
- Mientras España entera se confinaba en tiempo de pandemia trabajadores “esenciales” trabajaban y vivían en condiciones infrahumanas en chabolas de 20 metros cuadrados, de cuatro paredes, sin baño, ni agua corriente, ni luz.
- Una hondureña de 37 años, tras dos meses recogiendo fresas y arándanos, sábados y domingos incluidos, calculó que que recibiría 1.700 euros, Las cuentas las hizo la empresa, sin embargo, y no llegó a 900. Raro, ¿no?
- Philip Alston, el relator para la pobreza de la ONU visitó los asentamientos de Huelva y denunció que las personas vivían “como animales”.
- Una pequeña luz destaca entre las sombras: En la comarca de Segrià se han construido albergues con ayudas públicas en donde se respira, destaca el reportero, un aire de camaradería, botas limpias en las puertas y cocinas relucientes.
Está claro, ¿verdad?, en medio del silencio de cosas y frutas como mudas que son, todas ellas hablan, si no alto, muy claro. Sirva este mensaje escuchado en la radio: "Obligamos a los inmigrantes a vivir hacinados en tiempos de pandemia y luego los criminalizamos por ser fuente de contagio". Julia Otero
https://youtu.be/AOPOxdPVudk Me Voy al Monte - Katie James

viernes, 17 de julio de 2020

EN LA PIEDRA TAMBIÉN HAY BLANDURA


“En la piedra también hay blandura, en lo negro late lo blanco, en el hurón habita el cisne”. José Luis Cancho
Qué bien, José Luis, sin el sonsonete de la rima que, tantas veces, destroza el poema. Y así todo el libro “Cuaderno de invierno” que se lee en menos de media tarde, pero que habrá que dedicarle tardes y más tardes de estío, otoño, primavera e invierno. (Lo trabajaré en mis talleres de escritura creativa, vive Dios). Y leer la tarde siguiente tu otro espléndido libro en prosa “Los refugios de la memoria”, premio de la crítica de Castilla y León, que tenía pendiente desde que se publicó, son para nota, amigo Cancho, compañero de estudios, allá por los 70, cuando tú andabas más en el frenético activismo político, pero que te daba tiempo a querer y admirar a tus compañeros de pupitre. Mucho tenía que rebullir dentro de ti para que en tu plenitud de años y vida sosegada estés dando obras literarias tan sorprendentes. He querido comenzar esta breve nota con esos versos que me despertaron después de la siesta para llevarme feliz a tu mundo mágico, pero es que todo el poema, y cuidado que es breve, como todo lo tuyo, aunque de una sombra, como el ciprés, tan alargada. Déjame querido lector, amable lectora, que transcriba entero el poema, sería un delito no hacerlo:
“No permitas que el negro te posea; más allá bulle la vida. Déjate arrastrar por el deseo, tiembla bajo la primera luz del día, ordena tu mundo, acarícialo. En la piedra también hay blandura, en lo negro late lo blanco, en el hurón habita el cisno. Puerta que das al mar, disuelve la niebla, que penetre en la penumbra la luz, el amarillo del día”.
¿Breve? Y para qué más si se concentra un mundo amplio como los océanos. En un momento parece que te da una orden para que ordenes el mundo, que te deja tieso, y enseguida, viniendo de este hombre afectuoso a quien torturaron aquí en mi ciudad, y mucho más, ay, te cambia el ritmo y te dice tiernamente: acarícialo. Esta es la magia de la poesía cuando tiene duende, claro. “En la piedra también hay blandura”, y te lo explica él mismo en un capítulo precioso y testimonial en Los refugios de la memoria, su autobiografía, en donde habla del enfermero de la prisión con una delicadeza ejemplar, quien había cometido un asesinato y se comportó con el propio José Luis como una madre y excelente cuidadora, y entiendes a la perfección estos versos que en un primer momento de despiste y lectura apresurada te pueden parecer absurdos y endiablados.
Desde entonces no lo veo, y cuidado que ha llovido, pero hemos quedado en hacerlo en cuanto vuelva por esta su ciudad y la mía. Gracias, Cancho, tu nombre de entonces de guerra y estudios, gracias mil por estas dos perlas. Breves, muy breves, pequeños-grandes libros, ya digo, como la perlas, pero para qué más.
Nota no tan al margen: Hablé de trabajarlo en clase y lo haré, para empezar, con este poema:
“Cuando un hombre y una mujer se separan / solo quedan los gestos del abandono: / la cama deshecha en el oleaje de los sueños / el eco de las melodías compartidas / un puñado de versos perfilados entre los dos / el esplendor de su risa / su pelo como algas marinas / los besos robados al futuro / su voz junto a la luz de septiembre / los estremecimientos a la orilla del río / el rumor de los días luminosos / todos los planes de repente congelados. / No hay piedad para nosotros. / Todo termina / los viajes y el amor. / Nada termina”. Hay que volver a leer, y ver cómo tras la ruptura afloran en la memoria los momentos estelares de la unión y pareciera que todo hubiera terminado, que todo hubiera muerto, pero no es verdad: Nada termina.
Alta poesía. Gracias, José Luis, por estos dos magníficos regalos. https://youtu.be/K0nqoXSIS0Y Khatia & Gvantsa Buniatishvili - Bach - Concerto for 2 Pianos BWV 1060.

miércoles, 15 de julio de 2020

DE AQUÍ Y DE MÁS ACÁ


- Emociona escuchar a los sabios cuando responden: no sé, a alguna pregunta que se les hace, y lo contestan con la humildad que les caracteriza, como grandes sabios que son. Así suele hacerlo Fernando Simón, ninguneado, catapultado e insultado hasta límites que solo él soporta, y hasta con una sonrisa que no es de ese mundo de furia y asco. “Inútil supino e incompetente sideral” le llamó Eduardo Inda en la Sexta Noche. Me pareció vergonzoso, inadmisible y repugnante. Cambié de Cadena. Solo los tontos, ignorantes e impresentables que, en mayor o menor medida, somos casi todos los demás, y respondemos con desparpajo a todas las cuestiones que se nos presentan, sepamos o no sepamos nada del asunto. Hasta ahí llega el grado de idiotez.
- ¿Por qué las portadas de algunos periódicos echan tanto humo algunas mañanas y cuando se demuestra lo contrario se callan como muertos?
- ¿A estas alturas del siglo y de la violencia más execrable, alguien duda de que el crimen perpetrado en Úbeda, una mujer y dos hijos de 12 y 17 años asesinados con arma blanca, por el marido de esa mujer y padre de esos dos hijos no es violencia machista, no es violencia de género? ¿Alguien tiene el cuajo de dudarlo?
- Ante esta antesala del verano, de frío, viento y lluvia desapacible, el cenizo pesimista que todos llevamos en alguna medida se pregunta si el verano ya dio lo que tenía que dar, a lo que el optimista que nos acompaña con frecuencia a todas partes nos regaña y nos dice: por favor,,,
- “No está probado que González Pacheco (Billy el Niño) fuera un torturador”, ha escrito Arcadi Espada (El Mundo). ¿Qué pasará en su cabeza para que este personaje haga esta afirmación, como otras de similar enjundia? ¿Qué pensarán de ello todos los torturados? ... Y fueron muchos.
- “Éramos pocos y llegó el diablo”, este es el titulo espléndido de Javier Sampedro a su artículo de hoy, haciendo referencia a las manifestaciones del arzobispo de Valencia, Cañizares, que se descalifican por sí solas. Yo añadiría las del exministro del Interior, José Fernández Díaz, de la misma familia conceptual: carca y mucho más que simple. Y termina su artículo así: “Ha vuelto el diablo. Justo lo que nos hacía falta”. O las del arzobispo de Valencia, de cuyo nombre no quiero recordar... Y termino yo: ¿Pero hay en la sala alguien que siga creyendo en el diablo? Que levante la mano, por favor.
- El escritor y agricultor canadiense, Jean Martín Fortier, dice que “cuando se tienen los pies en la tierra, lo que sale de tu boca es algo real, no son tonterías”. No se atina, desde luego, cuando se tienen los pies en la luna. Citando al filósofo alemán, R. Steiner, que “lo que cambia el mundo es el entusiasmo”. Siempre estuve convencido de ello porque lo aprendí de mi padre, también agricultor, como él, y eso no se olvida nunca. Y para terminar, este hombre está sembrado: “Cuando hacemos daño a la tierra nos hacemos daño a nosotros, como cuando contaminamos el agua. No me extraña que todos estemos muy enfermos, porque no cuidamos la tierra, el agua, el aire”. La tierra se rebela, el agua contaminada nos mata y el aire nos regala pandemias.
https://youtu.be/uWI1USRtetQ Luz Casal & Rosa Cedrón – Camariñas. Un joya de canción. Y como es muy breve, ahí va otra:
https://youtu.be/Ol7QmB7I7Lk Rosa Cedrón & Cristina Pato - Unha noite na Eira do Trigo. Sobre un poema de Curros Enríquez.

lunes, 13 de julio de 2020

NO TE VAYAS SIN HABER HECHO ALGO INTERESANTE


De todo lo que está diciendo Anne Carson con motivo de la concesión del Premio Princesa de Asturias de las Letras 2020, me quedo con esto, que paso a subrayar y lo hago mío: “Por muy dura que sea la vida, lo que importa es hacer algo interesante con ella”. La primera parte de la frase no me incumbe, porque no creo que la vida haya sido dura conmigo, sino todo lo contrario, y le estoy enormemente agradecido. ¡Me ha dado tanto! Pero la segunda nos viene bien, me viene estupendamente bien, para hacer recuento y memoria y, sobre todo, para que lo que quede de vida, sea poco o mucho, hacer algo de verdadero interés con ella.
Lo primero y principal pertenecer por hechos, y buenas y hermosas palabras, al círculo de la buena gente comprometida, y como todos sabemos de memoria lo que le caracteriza a la buena y generosa gente, no me extiendo, por lo tanto. “La buena gente” y se me llena la boca de gusto como si estuviera comiendo el mejor de los helados.
En mi caso, tú, de paso, vete pensando en el tuyo, intentar escribir, lo mejor que puedo y sé, estos artículos, y después de haber sobrepasado los 1.000 en estos 13 años de jubilado, me propongo con la misma ilusión y pasión llegar a los 2.000. Creo que ya te lo dije en su día. Y que Vd. lo vea y los lea, si lo tiene a bien. Y en esta misma línea continuar coordinando los talleres de escritura creativa hasta que el cuerpo aguante o mis alumnas y alumnos me soporten. Como cuando pase del todo la maldita pandemia, volver todos los martes a la sesión de Ventana Abierta en la Residencia de Ancianos “Cardenal Marcelo”.
Afinar el trato con los de casa, demostrándoles lo que significan en mi vida, con palabras o con silencios elocuentes, sin hacerme el tonto cuando de las tareas rutinarias de aseo, limpieza y cocina se trata, e intentando sorprenderlas con detalles que más les gustan. Me refiero a mi santa y a mis dos hijas.
Eso mismo con los amigos y amigas que tanto significan en nuestras vidas, principalmente lo que se refiere al terreno de las sorpresas, de forma que se den cuenta de que nos interesan, nos concierne todo lo suyo, nos preocupamos y sobre todo nos ocupamos de ellos y de ellas.
Elegir los libros que dejan huella ¡hay tantos!, y no hacer caso a los que solo son flor de un día y hasta marchita casi antes de nacer.
Escuchar la mejor música, si es buena, será interesante para afinar el oído, deleitarse en su armonía, alegrar la vida, aquella que compagina bien los sonidos con el tiempo, los sonidos con los silencios.
Han llegado y entrado sin hacer ruido con flores de su jardín, mermelada y orujo de frambuesas, se han remangado y él, que no es nada manitas, se ha encargado de colocar y ajustar una mosquitera en la ventana de la cocina y ella, que sí es manitas, buena jardinera, mujer de su casa y espléndida cocinera, se ha puesto a la tarea de hacer un largo dobladillo para que encaje a la perfección la varilla, y sin darse importancia, han hecho, si no una obra de arte, tampoco hacía falta, una cosa bien hecha, a eso lo llamo yo también algo muy interesante, como el vermut con unas patatas fritas y unas rajitas de lomo ibérico para celebrarlo. Era la hora del vermut. Habrá que esperar, porque su huerto va muy retrasado, a probar los mejores tomates de la comarca y parte del extranjero. Gracias, amigos. No hace falta decir vuestros nombres. Y más y más..., lo dicho: no te vayas sin haber hecho algo interesante. https://youtu.be/YsSI1V713jk Renaud Capuçon - Beethoven - Romance No. 2.

viernes, 10 de julio de 2020

DESFILE NUPCIAL


Sí, no te has equivocado: Es un padre llevando a su hija el día de su boda. Él parece el rey del universo o al menos el rey del mambo, recto como un ocho, la mar de satisfecho y hasta orgulloso; ella feliz, porque la lleva, mejor aún que en volandas, su padre. Y los vecinos atónitos, siempre curiosos, viendo pasar el original desfile y de alguna manera celebrándolo y compartiendo la alegría.
Padre e hija no se inmutan. Van a lo que van, perfectamente concentrados, y como para ellos lo esencial es lo esencial: la celebración del amor y la nueva vida de ilusión y esperanza, no les importa el resto. ¿Un Mercedes, un BMV, una bicicleta? ¿Y qué más da? ¡Qué lección, santo cielo!
Lo demás está ya al alcance de la imaginación de cada cual. No hay más que ponerse y dejar que campe a sus anchas y al aire libre el relato, fijándose en lo que se deja atrás, que es mucho, y lo que se vislumbra de ahora en adelante, que es mucho más, con sus paisajes, sus personajes y una buena dosis de pasión que, como decía nuestro Delibes, son los ingredientes de toda novela o de un buen relato, y ya sabes que la vida de cada cual es una gran novela en las manos de un gran escritor.
¡Qué menos que un vals, como este, para esta boda!:
https://youtu.be/p_fprzrHvIM. HAUSER - Waltz No. 2 (Shostakovich) O este otro: https://youtu.be/CvewElZjy4I Ara Malikian - El Vals de Kairo.

martes, 7 de julio de 2020

PREPARADOS PARA VIVIR


Leí la entrevista completa que se le hacía, en un suplemento de El PAÍS, la semana pasada, y me quedé prendido de la última frase: “No estoy preparada para morir todavía”, Jane Godall, y me dije, no se puede pasar de puntillas, sería un delito de lectura alocada y penosamente estéril.
Nadie está preparado para morir y menos el que tiene mucha vida activa y comprometida por delante. Para vivir, ya es otra cosa, las tenemos todas con nosotros, de entrada, dejarse llevar. En esta aldea perdida y minúscula en un universo infinito, o casi, algo arde por las cuatro costados, y quien tiene alma de apagafuegos y es ardiente defensora de los seres vivos, incluidos los chimpancés, tiene menos prisa que nadie en largarse de este mundo, quiero decir, de esta aldea perdida y diminuta, si no ve atisbos de que se enderece su rumbo. Eso le pasa a la famosa dama del activismo ambiental, que desde los 26 años hasta los 86 que tiene ahora ha viajado 300 días al año, el no parar, y solo ahora con el peso de las canas y algunas arrugas descansa un poco más en su localidad del sur de Inglaterra. Se fue a los 26 años a África y se ha pasado media vida, si no toda, estudiando a los chimpancés y poniéndoles nombre propios. Es conocida la anécdota que ella misma cuenta: Estudiando en Cambridge, muchos profesores le decían que todo lo había hecho mal, porque en lugar de dar el número de los chimpancés había dado sus nombres. Era una científica, lo que le exigía no hablar de la personalidad, mente y emoción, exclusivos de los humanos. Tanto ella como todos los que hemos tenido o tienen perros sabemos que quienes están equivocados son los ilustres sabios, o no tanto, de la Universidad de Cambridge. De estudiosa e investigadora se pasó rápidamente a activista cuando vio que los bosques, hábitat natural de los primates, estaban despareciendo y tenían a los chimpancés en jaulas de hierro de 1,5 metros. En 1991 creó un programa para la juventud “Raíces y Brotes” presente hoy en 86 países. No tiene muchas esperanzas, dada la mentalidad de algunos, incluidos algunos políticos, sobre el cambio climático, lo que no le es óbice para presentar recientemente un documental “La gran esperanza” y preparar un libro con el título “El libro de la esperanza”. Y dice sin ambages: “Yo no voy a dejar que los tipos como Donald Trump y los Bolsonaros me golpeen y me hagan callar. No, me levantaré de nuevo. Moriré luchando, es lo único que pudo hacer”. Una persona así no está preparada para morir. No tiene tiempo, porque lo que le apasiona y tira de ella con fuerza es la vida y a ella se debe. Se me antoja un apasionante proyecto de vida, tener entre manos al menos algunas cosas que no nos dé tiempo en pensar en la muerte y si llega que nos encuentre ocupados, que sería, por otra parte, la mejor preparación, en el caso de que haya que prepararse, que me parece, con todos los respetos a quienes no piensen así, que no es necesario. Nuestro compromiso es con la vida.
Jane Godall, qué ejemplo más maravilloso de estar continuamente preparados para la vida más que para la muerte.
Nota no tan al margen: Mientras escribía estas cosas intentaba al tiempo escuchar un concierto de piano y otro de oboe y violín de Bach y estaba tan concentrado en la escritura que no me enteré de la música. No se pueden hace bien dos cosas a la vez. Así que dejo la escritura y me paso a la sola música, y no digamos si se trata de Bach, con quien todos los sentidos, absolutamente concentrados, son pocos.
https://youtu.be/osg_WmeLxQk J.S.Bach Piano Concerto in D Minor BWV 1052 Polina Osetinskaya.
https://youtu.be/PrIQbadXX74 J. S. Bach – Concerto for oboe & violin BWV 1060 Alicja Matuszczyk – oboe, Julia Iskrzycka – violin

lunes, 6 de julio de 2020

INSTANTES PARA LA ETERNIDAD


Nunca pensaría esa mujer del famosísimo cuadro del pintor holandés, Vermeer, por mucho que pensara, que ese simple verter la leche iba a pasar a la historia y eternizar ese momento como si se tratara de algo trascendental, y es así, cualquier momento de toda nuestra existencia queda grabado para siempre en algún rincón de la memoria y hasta del universo y trascendiendo el tiempo y el espacio. Al final, la mayor de las conquistas guerreras y de las otras, como la construcción del mayor de los monumentos, patrimonio de la humanidad, y la más humilde de las cerámicas, terminan siendo gotas de agua, insignificantes, por un lado, pero también, por el otro, obras grandiosas como grandioso es ese instante en el que una mujer granjera vierte la leche recién ordeñada que terminará siendo el postre de un día gozoso de fiesta, que quedará para siempre en la memoria de todos, con no menor densidad y peso específico que la magdalena de Proust.
¿A dónde quiero llegar? Hasta aquí mismo, no tengo otro más cercano y más interesante en estos momentos, como este instante de ir hilvanando letras, palabas y frases para ir construyendo un escrito, y aunque se vaya por Los Cerros de Úbeda, permanecerá quien sabe hasta cuándo, y hasta ahí en ese momento en el que lees y escuchas a la vez, si puedes, esta dulce melodía al piano de Beethoven, y tanto las palabras como la música te están llevando, Dios sabe dónde, pero sin quererlo ni pretenderlo harán nido cálido donde algún pensamiento se quede deseando echar el vuelo por propia cuenta y riego en el momento más insospechado.
Porque así es: hechos de instantes en el tiempo y en el ámbito de lo eterno. Nos lo dejó dicho para siempre Emily Dickinson en este brevísimo poema: “Algunos dicen / la palabra muere / al ser dicha. / Yo digo que empieza /a vivir / ese día”. Sí, en el principio fue la palabra y nunca acaba de morir, pues se transmite de generación en generación hasta el final de los tiempos. La palabra, tan sagrada, el lenguaje tan único y excelso de nuestra especie, articulado y escrito, que es lo que nos diferencia del resto de animales, como ese trabajo concentrado en una cocina.
Este solo de piano le va muy bien a este cuadro. Me parece. https://youtu.be/vVc4a7Ps5MQ Bach/Kempff Siciliano

domingo, 5 de julio de 2020

PARA CUANDO PIERDAS EL TREN


“Perdí un tren, pero gané un amigo en la estación”. Leído en las Redes
Cuántas pérdidas a lo largo de una vida. No está de más dedicarles un recuerdo, fueron nuestras y quizá nos dolieron casi todas, pero algunas se quedaron para siempre, ay. Aunque tras cada pérdida suele venir enganchada una ganancia. Por fortuna el dolor no es eterno, y por desgracia la alegría tampoco, pero con el recuerdo pervive, y mucho. Así que vamos allá:
Perdiste un amigo de toda la vida, por lo que fuera, porque murió, o se fue con otros, o te dijo que le habías decepcionado, sin tener razón alguna, pero volviste el rostro y diste con el amigo de toda una vida, a quien no fallas y quien jamás te dirá: me has decepcionado. Quien dice amigo, dice amiga, claro está.
Perdiste un tren que no iba prácticamente a ninguna parte, porque aquello no tenía ningún futuro y el presente era harto aciago, pero en la misma estación salieron otros trenes que te llevaron en volandas a conocer otras tierras, bellas ciudades que desconocías, otras mujeres muy bellas, otros amigos estupendos.
Y como de recordar se trata no puedes por menos de recordar con un sentimiento hondo de culpabilidad cuando te acuerdas de las pocas visitas que hacías a tus padres ya mayores, y por eso ahora tratas de mejorar tu pasado (se puede) visitando con frecuencia a tus dos hermanas en sendas residencias de ancianos. Y ellos estarían muy contentos de este comportamiento, que es como si esas visitas fueran para ellos también.
Y como sobre recordar andamos, cito la regla del psicólogo cognitivo Daniel Kahneman que demostró que los seres humanos seguimos la regla del “pico y final” a la hora de recordar sucesos, nos quedamos con el momento más intenso: el pico, y con el final. Una pena, porque nos perdemos momentos que, sin ser estelares, fueron la mar de sabrosos y reconfortantes, y cuando regresan ríes por fuera y mucho tiempo por dentro.
Perdieron el romance mejor cantado y aplaudido que hizo época, allá por la década de los 70, con canciones de nata y fresas, me refiero a Romina y Al Bano, pero duró lo que duró, y se separaron como pareja estable y dúo profesional. ¿Seguro que no han encontrado otros caminos tan interesantes como aquel que cruzaron juntos? Espero y deseo que sí. La vida es lo suficientemente larga como para poder coger muchos trenes y enderezar y andar muchos caminos. Y hasta volver a coger el tren perdido, ¿cómo ellos? Pero habrán añadido otras frutas y otros sabores, ella entrada en carnes y años, sigue hermosa, toda una bella mujer; él, todo un caballero con su eterno sombrero y sus gafitas de buen chico, sin perder aquellos dulces sabores en sus nuevos encuentros cantando. Pena de no estar allí acompañándolos en un baile bien agarrado.
“Perdí un tren, pero gané un amigo en la estación”. Y puede que hasta ganaras en el cambio. Puedes llorar la pérdida, pero no te olvides de celebrar las nuevas ganancias.
... https://youtu.be/8TomzIPLJWw Al Bano & Romina Power - Sharazan (Live 2019) ... https://youtu.be/5zI-a7dIpHs Al Bano & Romina Power - We'll Live It All Again (2019) Dos por el precio de uno. ¿Bailas?..., por favor.