lunes, 6 de julio de 2020

INSTANTES PARA LA ETERNIDAD


Nunca pensaría esa mujer del famosísimo cuadro del pintor holandés, Vermeer, por mucho que pensara, que ese simple verter la leche iba a pasar a la historia y eternizar ese momento como si se tratara de algo trascendental, y es así, cualquier momento de toda nuestra existencia queda grabado para siempre en algún rincón de la memoria y hasta del universo y trascendiendo el tiempo y el espacio. Al final, la mayor de las conquistas guerreras y de las otras, como la construcción del mayor de los monumentos, patrimonio de la humanidad, y la más humilde de las cerámicas, terminan siendo gotas de agua, insignificantes, por un lado, pero también, por el otro, obras grandiosas como grandioso es ese instante en el que una mujer granjera vierte la leche recién ordeñada que terminará siendo el postre de un día gozoso de fiesta, que quedará para siempre en la memoria de todos, con no menor densidad y peso específico que la magdalena de Proust.
¿A dónde quiero llegar? Hasta aquí mismo, no tengo otro más cercano y más interesante en estos momentos, como este instante de ir hilvanando letras, palabas y frases para ir construyendo un escrito, y aunque se vaya por Los Cerros de Úbeda, permanecerá quien sabe hasta cuándo, y hasta ahí en ese momento en el que lees y escuchas a la vez, si puedes, esta dulce melodía al piano de Beethoven, y tanto las palabras como la música te están llevando, Dios sabe dónde, pero sin quererlo ni pretenderlo harán nido cálido donde algún pensamiento se quede deseando echar el vuelo por propia cuenta y riego en el momento más insospechado.
Porque así es: hechos de instantes en el tiempo y en el ámbito de lo eterno. Nos lo dejó dicho para siempre Emily Dickinson en este brevísimo poema: “Algunos dicen / la palabra muere / al ser dicha. / Yo digo que empieza /a vivir / ese día”. Sí, en el principio fue la palabra y nunca acaba de morir, pues se transmite de generación en generación hasta el final de los tiempos. La palabra, tan sagrada, el lenguaje tan único y excelso de nuestra especie, articulado y escrito, que es lo que nos diferencia del resto de animales, como ese trabajo concentrado en una cocina.
Este solo de piano le va muy bien a este cuadro. Me parece. https://youtu.be/vVc4a7Ps5MQ Bach/Kempff Siciliano

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