Se nos fue Quino, pero se quedó para siempre Mafalda.
A Quino sí que se le puede y debe llamar con todas las letras: maestro y genio: Lúcido, inteligente, crítico, audaz, irónico...
Pero se nos fue, aunque se quedó para largo tiempo… Es lo que tiene hacer buenas y geniales obras, sean estas de solidaridad y propias de la buena gente o las que son capaces de crear todos los artistas y grandes artesanos.
El se fue, pero tenemos a Mafalda para rato en nuestra memoria, y por si se nos olvida, volverá como vuelven irremisiblemente las golondrinas por primavera. Y en cada vuelo nos dejará su sabia pirueta, su palabra mordaz, su pensamiento punzante, que pareciera cosa de niños por su envoltura, y que va directamente al corazón y a la mente de los adultos.
“Como siempre; apenas uno pone los pies en la tierra se acaba la diversión”. En la década de los 70 y en este 2020 tan aciago de pandemias y líderes fuera de lugar y ladradores de luna llena. Y logran cabrearnos, enfadarnos y que les mandemos a la mismísima m., y cuando somos nosotros los irresponsables, pues lo mismo. Se acabó la diversión. Y alguien, con mando en plaza, “mandó a parar”.
“Yo, lo que quiero que me salga bien es la vida”. Y la petó. Porque no hay que andar dando vueltas a la noria, con la monotonía de la mula a ciegas, sino tirarse de bruces al agua y disfrutar de la inmensidad del mar desde las primeras olas que se acercan a la playa. Lo que queremos en el fondo más hondo es que nos salgan bien los exámenes, el trabajo, la vida en pareja, la obra en la que estamos metidos de lleno, pero por encima de todo, la vida, y no hay que darle más vueltas, porque tú y yo estamos de acuerdo al cien por cien con Mafalda y con su padre, Quino.
“Le dice su madre a Mafalda:
- Voy al mercado y vuelvo. ¡No le abras la puerta a nadie, por más que llame, eh!
- Bueno.
- ¡Mamá! ¿Y si es la felicidad?”.
Y la clavó como la clavan todos los niños que en el mundo han sido, son y serán a la redonda, con la perspicacia, rapidez de pensamiento, intuición profunda que les viene a la mente de las manos de todos los ángeles del firmamento y más acá, de la hechura en la que se van gestando sus neuronas, ágiles, vírgenes, sabias, curiosas, indagadoras.
Se ve a una mujer cosiendo, a otra fregando suelos, la de más allá tiende la ropa..., y Mafalda, que miraba sin pestañear, se vuelve al rincón de pensar al lado de una maceta y suelta el pensamiento: “Claro... lo malo es que la mujer en vez de jugar un papel, ha jugado un trapo en la historia de la humanidad”. Y es que Mafalda, entre otras enormes virtudes, tenía de virtud de ser feminista. ¡Cómo no serlo en un mundo machista total!
Ah, que no se nos olvide: Cuando Quino dejó a Mafalda, nos dio una lección más de sabio, quería transitar por otros caminos nuevos, ni siquiera hollados por él mismo.
Hay que volver a las viñetas de Mafalda para educar bien a los niños y educarnos de paso los mayores.