Con mucha frecuencia oía sus lamentos. No podían estar contentos del lugar en el que había quedado su fotografía de lujo y boda. Estaban nada menos que entre los trastes del garaje a donde iban a parar los objetos más inútiles e insospechados. Y de ello hace más de treinta años, objeto de las primeas mudanzas, y nadie sabe por qué quedó sepultada demasiado a la sombra y a merced del olvido. La di por perdida. Me estoy refiriendo a mis tíos, Darío y Melánea, quienes pasaron a ser mis segundos padres desde los ocho años, por la simple o profunda razón de que nosotros éramos seis hermanos y ellos no tenían hijos y, además de echarle una mano a mi madre, la hermana querida de Darío, por natura estaban huérfanos de, al menos, un hijo.
Y yo oía sus gritos, no tan de tarde en tarde, el grito de la foto, que ya sabemos que las cosas hablan y no digamos las fotos antiguas, y sabía que tenía que estar en casa, pero ¿dónde? Y la pregunta persistente horadaba los recuerdos por dentro y nunca se fueron hasta que un buen día, exactamente hace tres o cuatro, nadie sabe cómo, apareció ante mis ojos sorprendidos hasta la médula. No me lo podía creer, si casi estaba a la vista, aunque debajo de un montón de cajas y objetos abandonados. Quité el marco demasiado viejo, roto y añoso, más de cien años, sobre sus espaldas, la boda debió de andar por el año 20 del siglo pasado, así que centenario a las claras, deseché el paspartú descolorido, no así la fotografía en un mate hermoso, en un blanco y negro deslumbrante, muy serio mi tío, y mi tía con una media sonrisa, que no sé por qué me lleva a la de la Gioconda, nada menos. Cómo no acordarme de ella en la fecha exacta del 2 de marzo, mi cumpleaños, que siempre iba, cuando yo estudiaba en Valladolid, sin faltar a la cita con una hermosa caja de rosquillas (pelusas), y que había ido a pie de Villardefrades a Villanueva de los Caballeros a hacerlas el día antes, para llevarlas recién oliendo a horno caliente, cómo no acordarme y de todo los demás, que fue mucho, hasta que me independizara definitivamente a los 24 años Y le he buscado un sitio preferente, el que quizá más se merecen, mi lugar de trabajo, entre libros, y al lado de mi ordenador, donde me paso más horas del día, por lo que me siento obligado, gratamente, a desearles lo mejor, si ello ser pudiera, y al menos darles los buenos días, las buenas tardes o noches con una leve sonrisa de agradecimiento. Coloqué una luz del techo en su dirección y hay que ver cómo resplandecía, lo sigue haciendo, y con ellos mi alma, más a gusto y alegre que unas pascuas floridas.
Y he quedado a gusto, qué descanso, están en su sitio, un lugar de honor, lejos del total abandono, por lo que estoy la mar de contento porque este simple gesto ha desafiado al tiempo mejorando el pasado. Esta foto me perseguía y ha sido rescatada de las sombras. ¡Qué menos, si además fui su heredero mayor y esta casa se hizo con un buen pellizco de su herencia! Descansen en paz, aunque más bien soy yo el que descanso en una paz alegre, de gran felicidad y de mucha hondura y armonía. No importa la pequeñez del objeto y sus recuerdos, que pasaron de un cierto desasosiego a una dulcísima presencia de abierta sonrisa, no creyéndome el hallazgo de mayor peso que todo el oro del mundo. Así que esta sonrisa permanente, y de mucho agrado, va por vosotros, Melánea y Darío. De nuevo seguís aquí, a mi lado, en mi memoria, y por eso mismo seguís vivos, junto a mis padres, que tienen otro rincón bien reservado.
Nota no tan al margen. Anda, ve y saca alguna foto del olvido.
https://youtu.be/TuHHUDnFSO0 "El Vito" by Embrujo Mestizo (Guitar & Castanets) Esta versión les encantaría.
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