lunes, 26 de octubre de 2020

NI MODERNOS NI ANTIGUOS, ACTUALES

 



Acabo de leer una frase tan corta como antológica que me parece, a todas luces, una auténtica perla. “De mayor no quiero ser moderno, sino actual”, de Andreu Buenafuente, dicho en una entrevista para la contraportada de “EL PAÍS.

Pues eso. Nada de modernos, porque se nos ve el plumero por todos los ángulos. Tenemos muchas arrugas para serlo, demasiadas cicatrices que da la vida sin venir a cuento, la mayor parte de las veces, cuando nos trata mal, a lo que no hay derecho, y tropiezos de los que no acabamos de aprender porque volvemos a tropezar y no aprendemos ni de los animales, incluidos los asnos.
Actuales, con la fijación constante de estar al día, somos también de este siglo los nacidos en el otro, nos importa el hoy, el instante para aprovecharlo al máximo, ya lo sabes: carpe diem, carpe noctem, carpe viam, y dado que la vida se va acortando a velocidad de vértigo no hay que mirar atrás sobre lo hecho, sino lo que está a punto de caer, lo que hay que seguir haciendo en un presente continuo y comprometido. Desde que abrimos la ventana al levantarnos para respirar el aire puro de la mañana, al kiosquero que nos vende el periódico y a la panadera el pan de cada día... dánosle hoy. Y así, todo seguido, ir haciendo el camino, que no está ni hecho del todo ni terminado, ya lo sabes: al andar se hace el camino, no hay otra, y nos falta mucho trecho faltándonos tan poco, que toda la eternidad puede caber en un minuto, cuando este se vive con intensidad mayúscula.
Lo de ser modernos se deja para la juventud y los amantes y obsesionados con estar a la moda, cueste lo que cueste, pero cuando se ha entrado en años, a las canas les traen al fresco la moda última y su último grito. Y está bien que así sea cuando se han visto tantas y algunas pasar de la noche a la mañana sin el menor ruido.
Lo de ser antiguos, aunque algunos se empeñen y se refocilen y regocijen en serlo, no debería llevarse nunca, a no ser para respetar y admirar lo bueno que hubo y agradecidos eternamente porque somos lo que somos gracias al pasado y sus protagonistas, pero ese es otro cantar. Las nostalgias y los deseos de que vuelva la Reconquista, el Cid o los Reyes Católicos es perjudicial para la salud y hasta para el aire que respiramos, porque hoy son otros aires y valores y otros líderes a quien seguir, otras conquistas a realizar con los representantes que elegimos para que nos gobiernen y las mimbres que todos tenemos entre las manos para una sociedad, si no mejor, menos mala y siempre más decente. La vida nos empuja hacia adelante y volver la vista atrás nos puede convertir en estatuas de sal. Mala cosa.
Actuales, y de paso preocuparnos y ocuparnos del hoy que se nos va de las manos, a nada que nos despistemos, y del futuro próximo, del que somos responsables, aunque su duración sea de pocos días o de unos años, y después no serán ya ni nuestro reino ni nuestros dominios. En estos momentos con pasión esperanzada de que este virus maldito pase de largo de una maldita vez.
Y quede claro, yo, de mayor ¿? no quiero ser ni moderno ni antiguo, sino actual. ¿No te pasa a ti lo mismo?
https://youtu.be/k_J3Q27cq0Y Rozalén - Este Tren. Lo más actual de esta gran mujer.

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