Que te quiten la vida de mala manera es el mayor de los delitos, y el segundo, a todas luces, es que destruyan tu casa. Por eso a uno le reconcilia tanto contemplar esa imagen de palestinos ocupando lo que sería su casa, ahora terribles-tristes escombros, en donde se ven sus semblantes a la sombra de la tragedia, con la mirada en la lejanía, unos, y la franca alegría de otros, sabedores de que de nuevo están en su hogar, que fue calor, cobijo y feliz descanso, la que los une a lo más querido y los sostiene. Y es lógico que lo estén celebrando. Como tú y como yo haríamos en su lugar. Porque:
“Los escombros son parte de la patria a la que no renunciaremos. No hay opción: hay que volver a la vida, aunque sea sobre escombros y edificios derruidos. Esto da miedo, la destrucción es aterradora, pero esta es nuestra realidad y no podemos escapar de ella”, dicen. Es el argumento mejor cimentado. Aun con los escombros, apenas algo, construiremos de nuevo la vida. Es el grito-lamento de quien su casa, lo que fue todo y ahora nada, son parte esencial de uno mismo que nos permite no estar al cabo de la calle, sino resguardados del frío de la vida y del mundo inhóspito y hostil.
Es la tregua, es no escuchar el ruido atroz de los bombardeos todas las noches. Es no morir de fuego y hambre. Algo es algo y es mucho. Cómo no entender su alegría, pero también las sombras de sus dudas.
Porque ahora, tras la guerra, ¿cómo será la paz?
Se divisan negras sombras: las de Trump, ansiando como loco de atar el Premio Nobel de la Paz y enriqueciéndose a lo bestia: Forbes, la Revista especializada en el mundo de ls negocios y las finanzas, calcula que su fortuna ha pasado de 2.500 millones de dólares a 7.500 en un año. ¿Cómo te quedas? Uno no se fía de un Señor que multiplica en pocos meses su patrimonio de esa manera tan escandalosa. Y pretendía además convertir Gaza en un complejo turístico de lujo. ¿Seguirá en ello? Alguien ha hablado de una muestra-demostración obscena, prepotente e ignorante la puesta en escena de antesdeayer ante los líderes del mundo.
Y uno se fía menos aún de un genocida, Netanyahu, que no da el brazo a torcer y se niega a que Palestina sea un Estado.
Para más inri muchos palestinos quisieran que Israel no existiera y Hamás dispuesto a todo lo más bárbaro como lo que hizo el 7 de octubre hace dos años. Casi cien años de odio a muerte de los dos pueblos, son muchos años.
Pero bueno celebremos la liberación de los rehenes y los presos, y con los palestinos, que puedan regresar a sus casas o a los escombros que quedan y les pertenecen, y que ya dejen de escuchar los ruidos de muerte de los bombardeos, que no mueren a miles, 67.000, y pueden matar el hambre que les iba matando lentamente a ellos.
Y que la paz sea duradera y justa es lo que menos podemos y debemos pedir y reivindicar.
https://youtu.be/Y4bK5_48a5U?si=I6x7X_PKc2iIp_xt Catherine Russell - Alone Together (Official Video)