domingo, 28 de abril de 2024

¿UN CAOS ENTRE DOS SILENCIOS?

 



“Un caos entre dos silencios, eso es la vida”, Samuel Beckett, ruido, como dijera Isabel Allende, ¿como el eco de Beckett?
Y tienen razón..., y no la tienen... Veamos: Es cierto, antes de ser engendrados, pura nada, puro vacío, absoluto silencio. Después de la muerte, puro silencio en el mundo de la nada, los huesos, la ceniza y el polvo de los cementerios. Y ente ambos silencios, el caos de la injusticia, las guerras, Gaza, Ucrania, la pandemia, los cataclismos... y los Dioses, al margen, callados, mudos en su inexplicable silencio y en su Reino musical de arcángeles, tronos, dominaciones y demás ángeles bellos.
Y no la tienen porque al ir a primera hora de una mañana de domingo, preciosa por lluviosa, por el periódico y el pan, me ha restallado en la mirada un árbol mitad almendro-mitad cerezo rosa, plagado de flores reventonas que es todo un festín para la calle y mis ojos recién despejados.
Pongo música en cuanto llego a casa y escucho una canción popular tocada con el violonchelo por Pau Casals y la respiración y el pulso se detienen ante tanta belleza. ¿Cómo llamar caos a este engendro de armonía absoluta y belleza descomunal?
Advierte asimismo cómo el ombligo, nuestro ombligo, no tiene función alguna, pero encierra un significado maravilloso que nos une a la madre, a la tierra y a nuestros antepasados, viene a decir algo así Irene Vallejo. Y mira qué bonito lo dice: “Todo ser humano cuenta con ese orificio en el vientre, propio e intransferible, un sello aduanero de su entrada al alborotado paisaje terrestre”.
... Leí la frase de Beckett al comienzo del artículo de Manuel Vicent y no seguí leyendo, como hago algunas veces, y me puse a escribir todo lo anterior, podría haber seguido, pero en su lugar fui a leer, impacie nte, la columna entera y, como siempre, me encontré con estas perlas:
“Puede que la vida sea un caos entre dos silencios, si nos atenemos al inagotable caudal de sangre que han provocado los tiranos, pero yo no llamaría caos al Partenón, ni a la creación del derecho romano, ni a los códices de vitela elaborados por los monjes del medioevo, ni a los sonetos de Garcilaso, ni a la Quinta Sinfonía de Gustav Mahler, ni al cuadro La alegría de vivir, de Matisse. Tampoco llamaría caos a una espiga de trigo bien granada, a tener 20 años y perderse con una novia por la Toscana, a navegar en un velero por el mar de Denia bajo el sol del verano con el silencio del oleaje atravesado por una canción de George Moustaki”.
Me alegré mucho, sabedor de que había ido el escritor, mi maestro, por los mismos derroteros que su alumno atrevido en seguirle las huellas.
Me quedo patidifuso, igual a anonadado. Y más cuando la columna termina de esta guisa:
“Puede que en la cueva de Altamira aquellos trogloditas se despedazaran entre ellos, pero antes nos dejaron de recuerdo unos bisontes pintados. Puede que en la religión cristiana el redentor haya muerto en la cruz, pero yo no llamaría caos a La Pasión según San Mateo, de Johann Sebastián Bach”.
Habló el maestro y casi nada más que decir, porque, además, ya dije lo mío y me alegro de que, al parecer, no estuve tan descarriado. Pues eso, que con ser alumno aventajado, algo que ya se ha unido a mi piel, me conformo.
https://youtu.be/e0GPN2q0WFg?si=PysbKEh9U0v5FcZ_ Pasión Vega: La Bohemia (Letra) (Directo) El pulso se detiene ante tanta belleza, de canción y de voz y se corta hasta el aliento... No, esto no es un caos..., ni ruido tampoco...

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