domingo, 7 de enero de 2024

TOMAR EN SERIO EL VIVIR

 


“Hay que tomar en serio el vivir, pues el vivir no admite bromas. Hay que saber que la cosa más real y bella es vivir. Y no olvidar que vivir es nuestra tarea. Estemos donde estemos, hemos de vivir como si nunca hubiésemos de morir”. Nazim Hikmet, el poeta turco más importante del siglo XX.
Hay que volver a los clásicos, hay que estar volviendo siempre a ellos, porque son una fuente inagotable. A Nazim Hikmet lo había olvidado desde mi lejana juventud en lecturas compartidas y dramatizadas con los alumnos de El Instituto Rural El Pino, donde lo descubrimos, en los 70 y pico, y me lo ha recordado el escritor Enrique Vila-Matas en una cita-recuerdo del poeta sobre un poema famoso que va de la necesidad precisamente de tomarse la vida en serio.
El vivir no admite bromas nos dirá, y comienza poniéndonos un curioso ejemplo, el de las ardillas, que parece que se toman su vivir, el que les ha tocado, muy en serio. Cómo ser menos que ellas.
“Es decir, sin esperar nada fuera y más allá del vivir;
es decir, toda tu tarea se resume en una palabra:
Vivir”.
Sin andar con bromas y mirar tontamente al tendido o a las estrellas. Y nos da más ejemplos del vivir difícil y en ocasiones, terrible.
“Es decir, hasta tal punto y de tal manera
que aun teniendo los brazos atados a la espalda,
y la espalda pegada al paredón,
o bien llevando grandes gafas
y luciendo bata blanca en un laboratorio,
has de saber morir por los hombres”.
Allá donde quieras que estés, frente a un pelotón de fusilamiento, y te quedan unos segundos de vida, o yendo a la compra, pilotando un avión, o preparando la cena de toda la familia, o preparándote para coger el bisturí y ponerte a operar o simplemente seguir leyendo este escrito, todo ello con mucha seriedad y por supuesto con toda la dignidad de ser quiénes somos.
“... y además sin que nadie te obligue a hacerlo,
y además sabiendo que la cosa más real y bella es
Vivir”.
Sin olvidar que es la cosa más real y bella y no hace falta que nadie nos obligue a ello, simplemente vivir: un imperativo categórico, a ejemplo de los tres famosos imperativos kantianos: “Siempre hay que ayudar a los demás. No hay que maltratar a las personas bajo ninguna circunstancia. Las personas deben actuar con tolerancia siempre”, como respetar a los demás sin importar lo que uno piense, quiera o desee. Y por delante de todos ellos: vivir, naturalmente para poder ejercer esos mandatos que nos vienen dados en la cartilla al nacer.
“Has de tomar tan en serio el vivir
que a los setenta años, por ejemplo,
si fuera necesario plantarías olivos
sin pensar que algún día serían para tus hijos;
debes hacerlo, amigo, debes hacerlo,
no porque, aunque la temas, no creas en la muerte,
sino porque vivir es tu tarea”.
El primer ejemplo, lo sabes, me lo has leído y escuchado mil veces, tanto si tienes 20, 50, 70 o 92 años, da igual, vivir es tu derecho y tu obligación. Como Sócrates, que se puso a aprender a tocar la lira el día antes, sabiendo que iba a morir cuando apuntara el alba, o sin pensar, como hacía tu padre, acaso, y el mío, plantar una viña, el año que nací yo, sabiendo que quizá ellos no disfrutaran de sus racimos. Y sin atender a la muerte que ni falta que hace estar esperándola, es mejor que llegue como cualquier ladrón, a la hora menos pensada y más inoportuna. Y reír con el último chiste, y seguir abriendo la ventana por si llueve o el cielo está despejado, y si estás en la cárcel esperar que se te abran de par en par, algún día, las puertas.
“Se enfriará este mundo un día,
algún día se deslizará
en la ciega tiniebla del infinito
-no como una bola de nieve,
no como una nube muerta-,
como una nuez vacía”.
Y no por ello debemos dejar de sentir estar tristes, o dejar de amar al mundo, sino vivirlo con la mayor de las pasiones: sentir con toda el alma y el cuerpo entero que hemos vivido.
https://youtu.be/CvglW3KNSsQ?si=6qjqOQ7Lbb8gvxTp HAUSER - Air on the G String (J. S. Bach)

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