jueves, 11 de enero de 2024

NO TE OLVIDES DE DARLES LAS GRACIAS

 



Porque se nos olvida con mucha frecuencia y es gracias a ellos lo que nos ha permitido salir de la burricie y la estulticia. Del primer maestro y el último profesor, maestra o profesora, sin dejar a un lado a los padres, algún tío, los abuelos naturalmente, una hermana mayor, alguna buena amiga, algunos sanitarios..., todos ellos han conseguido que hayamos podido subir todos los escalones de la vida que se nos ha puesto costosamente hacia arriba, pero aun así hemos podido llegar a algún alto cielo. Ya lo he dicho, de una o de otra forma, más de una vez, pero importa insistir en ello.
La carta de Camus a su profesor, al recibir el premio Nobel es elocuente. En ella se acuerda de dos personas: de su primer profesor y de su madre. Todo un ejemplo a seguir.
Dice así:
“Querido señor Germain:
He esperado a que se apagase un poco el ruido que me ha rodeado todos estos días antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, la mano afectuosa que tendió al pobre niñito que era yo, sin su enseñanza y ejemplo, no hubiese sucedido nada de esto. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y le puedo asegurar que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso continúan siempre vivos en uno de sus pequeños discípulos, que, a pesar de los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido. Le mando un abrazo de todo corazón. Albert Camus”.
Camus dice en ella que, al recibir el premio Nobel pensó precisamente en ellos y en la semilla que habían depositado en él.
¿No va siendo hora de dedicarles un recuerdo prolongado, como un leve susurro al oído, una caricia, un beso, un abrazo prolongado..., haciendo una lista lo más alargada posible de tanta gente como ha pasado a nuestro lado dejando mucho bueno de lo bueno que llevaban? Cualquier momento es óptimo, de día o de noche, en sueños y en duermevela. En Navidad y en Carnavales. Y ellos, aunque se hayan ido, que se habrán ido no pocos, seguirán vivos porque les regalamos vida a través de nuestra memoria cálida y continuarán dejándonos lo mejor de ellos para que sigan haciendo efecto sus lecciones, sus amores, su emocionada compañía. Gracias necesarias, gracias debidas, mil gracias correspondidas. Y que nunca muera la memoria agradecida.

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