domingo, 14 de enero de 2024

ANSIAS DE LIBERTAD

 


Ansias de libertad las que todos tendríamos de estar por los siglos de los siglos ahí, fijados en la pared, apresados en un nicho, sin más aliciente que ver pasar a la gente y nunca poder unirse a su marcha.
Es normal que el más ligero de equipaje y más sangre lleve en las venas se haya rebelado y haya salido a la calle a llenarla con su luz, su baile y ganas inmensas de gritarle a la vida que solo así se es feliz.
Y es normal que, viendo la alegría y el coraje del primero en saltar, dos colegas de frío y cárcel se hayan puesto en movimiento para seguirle en su marcha libre.
No es normal que el cuarto de la escena siga impertérrito, cosido a la pared, pasivo como la pared que le rodea, aceptando su suerte que no es suerte alguna, y las preguntas elementales que uno debe hacerse saltan a la vista: ¿Se acostumbrará a vivir encerrado en esa prisión? ¿No se atrevera a dar un primer paso? ¿No querrá jugar y correr la maravillosa aventura de la libertad de sus compañeros?
Zenos Frudakis es su autor, un escultor figurativo cuyos trabajos incluyen retratos de individuos vivos e históricos y escultura poético-filosófica con sensibilidad postmoderna. Vive y trabaja cerca de Filadelfia. Y de esta obra ha dicho lo siguiente:
"Intenté crear una escultura que casi cualquier persona, independientemente de su origen, pudiera ver y reconocer de inmediato que en ella subyace la idea de luchar por liberarse. Esta escultura trata de la lucha por la consecución de la libertad a través del proceso creativo. Aunque para mí, este sentimiento surgió de una situación personal particular, era consciente de que reflejaba un deseo universal de casi todo el mundo, que necesita escapar de una situación, ya sea una lucha interna o una circunstancia adversa, y para liberarse de ella."
Está claro su mensaje, que casi no haría falta expresarlo ante la enorme fuerza expresiva de sus esculturas.
Aviso para navegantes: Estemos donde estemos, siempre es posible despertar y dar pasos hacia adelante en la conquista de nuevas parcelas de libertad, el abandono de toda esclavitud y la salida de las adicciones que no nos permiten ser nosotros mismos. O escapar de una situación, ya sea una lucha interna o una circunstancia adversa, y para liberarse de ella, como bien dice el escultor. Los ejemplos, por fortuna, son abundantes, aunque siempre alguien querrá quedarse estancado lamiéndose sus heridas, maldiciendo a quien se mueve y casi feliz de estar detrás de los barrotes que le han impuesto y él mismo ha aceptado sin la más mínima rebelión.
El grito de la escultura es claro, diáfano y expresivo con su mensaje altamente liberador, que se agradece en todo tiempo y lugar, aquí, ahora y siempre.
Nota no tan al margen: El final de uno de los sonetos más fascinantes de la poesía española de Blas de Otero, dice así: “¡Ángel con grandes alas de cadenas!”, el hombre. Cierto, pero me gusta añadir que la más importante de las tareas del hombre sobre la tierra es liberarse de las cadenas y quedarse con las alas y las raíces, bien amarrado a la tierra y soñando en lo más alto.

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