Me llamó la atención la reseña del libro y comencé a divagar pensando en el esquema de un posible artículo, que es cuando se pone en el disparadero el momento creativo, escucho una entrevista con la protagonista y me entusiasma tanto el tema que ya no puedo detener el pensamiento, se va hilvanando y esa misma mañana veo dos hojas enteras con una entrevista a la autora del libro de la reseña que puso en marcha este minihuracán. La autora es Leila Guerriero, escritora y periodista argentina que sigo todas las semanas desde hace cuatro o cinco años con mucho interés, y su libro “La llamada” cuenta la historia de Silvia Labayru, secuestrada por la Dictadura Militar Argentina, torturada, cuando estaba embarazada de seis meses y violada. Esa mujer vivió aquel infierno y ahora, en la década de los sesenta sigue recordándola porque no se puede olvidar, pero la llamada de la vida ha sido más poderosa y la está viviendo desde la madurez sin dejar de ser un testigo fiel de una historia terrible, pero llevando en su piel y en su sangre una inmensa lección de vida y esperanza. Leeré el libro, Juan José Millás lo ha hecho y ha quedado tocado, dice que todavía no ha regresado de él. La mejor señal cuando se queda largo tiempo en los rincones del alma.
Eddie Jaku, que falleció hace un par de años, se dio a conocer al final de su vida por su biografia “El hombre más feliz del mundo”, era un ingeniero judío, fue arrestado por los nazis en l938 e internado en varios campos de concentración. Conoció otro infierno similar, pero sobrevivió tras lograr huir del campo de concentración prometiéndose a sí mismo: “Si salgo de esta, seré el hombre más feliz del mundo. Seré servicial, seré bondadoso”. Vivió hasta los 101 años.
La australiana Gil Hicks, una arquitecta, fue víctima de los atentados en el metro de Londres en 2005. Le fueron amputadas las dos piernas, y a partir de ese momento se propuso valorar cada día, hora y minuto de una forma totalmente nueva. “Lograba disfrutar de cada trago de agua, de cada gota de té o café, saboreando cada bocado de comida y recreándose en cada copa de vino”.
Un sucida, no tenemos su nombre, se arrojó desde el Golden Gate de San Francisco y tomó conciencia, mientra caía, de que deseaba seguir viviendo”, exactamente lo que le sucede al suicida del conocidísimo de Gabriel García Márquez, quien al arrojarsse de un sexto piso y ver la vida de los que va viendo según cae se da cuenta de que la vida merece la pena vivirse, aunque muere al instante al caer sobre el suelo. Todo un aviso para navegantes lectores. Lo suyo ya no tenía remedio, pero sí el lector del relato del gran escritor colombiano.
Lecciones de vida y esperanza, tanto los que conocieron el infierno, supieron salir, hasta fortalecidos, como quienes pueden y saben salir de una larga enfermedad.
Nota no tan al margen: Sergio del Molino ha escrito: “La envidia es el único pecado capital que no cultivo, pero creo reconocer algunas trazas de ella en la admiración que siento hacia Leila Guerriero”. Yo admiro a los dos, y hasta pueda que algo de envidia les tenga, pero ahora me toca leer este libro de Leila, con ella se aprende a escribir y sus grandes lecciones de humanismo no te pueden ser ajenas.
https://youtu.be/GdU6snztM0A?si=Y_RhWTRIGGYw-G-H Nothing Else Matters - Metallica - William Joseph feels the Rain
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