Me tocó muy en el fondo el día que descubrí estos versos y, aunque no lo recuerdo, me imagino que le dedicaría mi obligado y acostumbrado artículo y, hoy, con la misma fuerza de entonces, me siento en la misma obligación impelido por la profundidad y la belleza que encierra el breve poema de aquel gran-humilde obispo, escritor y poeta, Pedro Casaldáliga, defensor de los derechos de los menos favorecidos en el estado del Mato Grosso, en la Amazonía y seguidor de la Teología de la Liberación.
Como buen creyente había aprendido y hecho suyas las palabras de San Juan de la Cruz: “Al atardecer de la vida nos examinarán de amor”, y que él lo tradujo y resolvió a su manera también hermosa y profundamente evangélica... Y yo, sin decir nada, eso es, dejando que el silencio grite los nombres que rebosan en el corazón.
Yo, sin llegar a tanto, hago mías esas palabras de Casaldáliga que quisiera que en los momentos finales pasaran por mi cabeza y en mi corazón reposaran ya para siempre los cientos de nombres que pasaron junto a mí algunos momentos de mi vida. Nada más, pero que no quede ni uno solo de la larga lista, todos cuantos han me han querido, como aquellos y aquellas que yo también he querido, a quienes he podido dejar alguna huella, algún bello recuerdo y les ha tocado en su fondo algunas de las muchas palabras que he dicho y escrito, porque de vez en cuando me sorprenden con palabras mías que parece que les hizo bien y yo he olvidado totalmente.
Y del corazón lleno de nombres a la importancia de llevarlos consigo. Hace días tuve que recordar a algunos alumnos y alumnas de mis talleres de escritura creativa que se les olvida firmar sus escritos y les solté este panfletillo:
No es bueno dejar las cosas incompletas y menos si el remate es un broche de oro, como tampoco echar a volar una carta sin su remitente. Somos pollos sin cabeza, huérfanos de padre, madre y abuelos, si no alar deamos de nuestros amores, nuestras señas de identidad, nuestro santo y seña, y los hacemos bien visibles. Es urgente hacer las paces con uno mismo si estábamos a la greña con él y mimarse y quererse y reservar un lugar de privilegio al nombre, y por consideración y agradecimiento a ellos, unirle los apellidos que nos unen a lo mejor de los mejor: nuestros ancestros.
Podría haberlo dicho con tres palabras pero o no he sabido o no he querido o he preferido, ya que estamos en un taller de escritura creativa, rizar el rizo y decir lo que he dicho para terminar con el remate preciso. Es obligado firmar. A vuestros escritos les falta algo hermoso y esencial si no llevan vuestro nombre y apellidos. Por favor, no lo olvidéis, ni me deis más trabajo teniendo que hacer yo lo que haréis mejor vosotras y vosotros.
Pues eso, un respeto y consideración a todos los nombres, incluido el nuestro y permitir que hagan nido muy dentro.
https://youtu.be/1EqaB5aIeJw?si=EuKfZ_nXVMd3ZE_M María José Llergo - Mi Nombre (Video Oficial)
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