Hay gestos y actos que nos delatan y nos dejan al descubierto claramente y con muy pocas dudas de no acertar en su significado. Toma nota, si te apetece, y al final me dices.
Hay enorme diferencia entre unos “buenos días” alegres, de múltiples deseos, con sonrisa espontánea incluida, mirándote a los ojos, y un “hola” seco con cara de pocos amigos mirando a cualquier lado menos al que respondes.
Nada que ver un abrazo lento y acolchado, acariciando el cuello, frotando la espalda y deteniendo el aliento para dar lo mejor de ti mismo, con el abrazo rápido, tanto, que se nota cierto miedo a tocar y ser tocado, dejando los brazos y las manos en suspenso, mirando al infinito, como acariciando al aire mientras se está en otra parte.
Qué distinto el beso fuerte y sonoro fijándose en los rostros dejando y deseando que el otro haga lo propio, del que pone el carrillo para ser besado sin aportar por tu parte nada más que arrimar el tuyo mirando a la luna, las nubes o las estrellas donde tu corazón y tu mente se hallan en esos momentos. En este caso no es más que un toque de carrillos veloz, y la boca y labios hechos para besar lanzados sin interés alguno al aire y al sol que más calienta en ese instante.
Por no hablar del saludo de una mano fofa y tan lánguida que se deja caer, y no digamos sudada, con ninguna gana de saludar y desear lo mejor de lo mejor al otro, del apretón enérgico y entrañable en el que te entregas con tu personalidad más elocuente y expresiva.
Y no digamos el acto caritativo de quien da una limosna para pasar rápidamente a sus cosas que son las realmente importantes, del gesto solidario en el que das, acompañas, te entretienes, te interesas, escuchas y tratas de implicarte de alguna manera.
Existen otros dos signos que me inquietan y hasta me desasosiegan, el brazo en alto fascista tan en boga estos días en la calle Ferrán de Madrid, por su altivez, agresividad, llamada a la violencia si de salvar a España, ¡viva!, ¡arriba!, ¡caiga quien caiga!, sobre todo la otra España que no es de los suyos, más bien enemiga a eliminar, con nostalgia de dictadura pura y dura, y el otro, puño en alto y apretado, con el que igualmente no me identifico, por parecerme también agresivo y hasta violento ¿alentando otras dictaduras?
El gesto de cerrar el puño manteniendo el dedo corazón levantado, un gesto universal de negación o de desprecio al prójimo y que el diccionario de la RAE lo define como "gesto supersticioso y ofensivo señalando a quien se quiere zaherir", define a las claras a quien lo usa. Me repugna.
Y para terminar este lenguaje no verbal en el que me he metido, no puedo olvidar al que tengo especial aprecio porque, aunque ya no baile apenas nada, he sido un bailón aficionado, me refiero al movimiento de los pies que logran que todo el cuerpo esté a su servicio para alcanzar hasta los sueños y ya se encargarán ellos de decirnos que “bailar es soñar con lo pies”, que nos cantara Sabina.
El lenguaje de los gestos y actos son inconfundiblemente expresivos y altamente significativos, nos delatan y descubren hasta nuestras intimidades más secretas. De nosotros está en que sean más acordes con nuestraos mejores deseos de presentarnos con dignidad ante nosotros mismos y ante los demás.
https://youtu.be/in6edfNhQmc?si=E1LST4w2OJ8Nhowd María Salgado Adio Querido (Ando metido en un libro, solo coordinándolo, sobre los 50 años de música Folk en Valladolid y ahí van dos canciones de nuestra María S.)
https://youtu.be/eS8gEwzCa9k?si=YWU7ioJi_EbgxORc En Una Tierra María Salgado
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