No hay otra, y hay que saberlo y actuar en consecuencia, aprendiendo bien la lección de este proverbio chino. Tenemos fuerzas para ello, habilidades que suelen surgir cuando nadie se lo espera, ni tú mismo, acaso porque te educaron en un descenso a los infiernos de ti mismo sin reforzar tu valía y tus enormes posibilidades, acaso escondidas, pero reales, y lo único que había que hacer, que no se hizo, es auparte sobre ti mismo, y ahora cuando flaquea toda tu personalidad no hay más remedio que pedir ayuda al especialista, si es menester, para ayudarte a salir precisamente del pozo, se llame como se llame ese pozo con muchos nombres y de rabiosa actualidad.
Lo primero dejar de cavar, porque con ello te vas hundiendo más, es de Perogrullo.
Lo segundo, intentar respirar el aire de la calle que sigue ofreciendo el gozo de vivir al que se sirve de ella para la charla vecinal y amistosa, la fiesta y el encuentro con quienes por ella pasan a menudo, siendo obligado darles los buenos días y si ha lugar preguntarles por su salud y que te cuenten, si es posible, más las experiencias saludables y satisfactorias, mucho más que las sombras con sus enfermedades y sus secuelas. De eso ya habrá tiempo más adelante, y siempre viene.
Querer salir, no acostumbrarse como el jilguero a vivir en la jaula, aunque sea de oro, que arriba está la luz, la libertad, el regalo de la vida, la flor comenzando a abrirse en todo su esplendor y hermosura, la canción recién estrenada de tu cantante favorita que te devuelve por un instante el rastro de la felicidad de días pasados, cuando la cantabas y te atrevías a bailarla, la sonrisa y la charleta breve de la panadera que te sirve el pan y una bandeja de pastas de té con mil amores y te desea que pases un buen días el libro que estás leyendo, la comida en familia y con los amigos…, no olvides que la vida está a la espera activa como el cazador espera esperanzado e impaciente a dar a la caza alcance, que dijera el poeta místico con tanto acierto y gran pulso poético.
Todos tenemos material suficiente en nuestras vidas para poder continuar con las heridas abiertas y en vez de cerrarlas pertinentemente hurgamos en ellas, pareciera que hasta nos hace felices seguir cavando y martirizándonos, y está claro que no es el camino, que nos urge salir, olvidar los malos ratos, lo tonto que fuimos, el daño que nos hicieron, los platos que rompimos, los errores cometidos por docenas…, pero no es el camino, sino lavar bien las heridas y pasar a otra cosa puesto que la vida siempre espera y puede regalarnos buenos y bellos instantes que no podemos ni debemos no celebrar.
Lo dicho: Lo primero que hay que hacer para salir del pozo es dejar de cavar, dejar de hurgar en las heridas, y salir al aire de la vida buena que suele estar al alcance la mano.
https://youtu.be/ldfpIzcV9eM?si=-dQDiwFgi6m2e-jg Soledad, Lito Vitale. <Oración del Remanso. Hay decenas de versiones, todas preciosas, y la canción es fantástica.
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