domingo, 23 de julio de 2023

TÚ, POR ENCIMA DE LOS MOMENTOS

 



¿Y quién es el valiente que no está atravesando muy de vez en cuando malos momentos? Ley de vida, y además pareciera que nos está esperando a la vuelta de cualquier esquina y en cuanto nos descuidamos, ahí están sobre nosotros o sobre los que más queremos, que es igual, sino peor. Y aun así deberemos diferenciar los momentos de nosotros, no somos la misma cosa, menos mal, y habremos de hacer caso al mensaje de la viñeta. Hay que seguir caminando, porque lo malo es el momento, son los momentos y hay que distanciarse lo que se pueda, pero desde luego no hundirnos con ellos que es cuando estaríamos perdidos. Por fortuna los malos momentos suelen pasarse, antes o después, si no sería insoportable la vida y no suele serlo. Todos tenemos larga experiencia en ello y hasta de habernos hundido en un vaso de agua cientos de veces, porque la mente no para y crea castillos hasta en la arena sin detenerse un instante a descansar y aprender de otras veces en las que los momentos han durado un instante, una tarde, cuatro noches, que en la larga vida que esta nos regala no pasa de ser una nimiedad.
Yo no aprendo, y me acongojo con facilidad, comienzo a pensar en lo peor, hasta que me doy cuenta de que debo detener a esta mente mía que se desboca enseguida, y no darle más vueltas al asunto, que lo único que puedo conseguir es que se haga más lesivo para mi cerebro y lo que me rodea. La solución mejor es entregarse con más pasión a lo que se está haciendo por muy pequeña y sencilla que sea la tarea. La acción, siempre la actividad como tabla de salvación.
También se pasa lo bueno y ya sabes que la felicidad se nos escapa de las manos a la voz de ya, quedando en ráfagas de luz que pasan a la velocidad del rayo, el resto es nadar contra corriente unas veces, a favor del viento, otras, y lo bueno de todo es que quedamos entretanto para contarlo, disfrutarlo cuando viene a derecho y cuando se tuerce fortalecer los ánimos y armarse de fortaleza y aguante.
“…El camino, / está lleno de rosas, y no hueles / sino la oscuridad desposeída… / porque nunca se acaba el olor de las rosas… / ¿Cuál será la esperanza? Vivir aún, / y amar, mientras se agota el corazón”, ha escrito, en varios poemas, Francisco Brines”. El camino, nos pongamos como nos pongamos, está lleno de rosas, hay espinas y malos, muy malos momentos, pero hasta que llegan, si ni siquiera han venido aún, será cosa de usar toda la inteligencia con presteza, detenerse a oler el perfume de la vida, que ya habrá tiempo de llorar y quejarse hasta del lucero del alba si no se comporta como es debido.
https://youtu.be/bcdS2hbpZcY Andrés Segovia: Bach - Gavotte de la 4ª Suite de laúd para guitarra

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