Desde que el mundo gira y gira, y ya es decir lo que ha girado, el ser humano es prácticamente, por encima de casi todo, viajero y nómada, atravesando tierras, mares y continentes. Esto desde el Neolítico y más atrás, porque viniendo más acá a todos nos señalaron de niños en la escuela todos los pueblos y gentes que nos visitaron hasta llegar a los judíos y los moros, en la Edad Media, conviviendo lo mejor que podían y sabían, “Hubo muestras pacíficas de convivencia de las tres naciones, las tres castas y las tres religiones”, “la praxis de un verdadero ecumenismo con una liturgia paralela y sincrónica en común”, “coexistía el entrecruce de tres culturas”, hasta que los Reyes Católicos, tan dados a preservar la limpieza de sangre, que no la limpieza a secas, por lo que las malas lenguas de la época susurraban por la esquinas, expulsaron a los judíos en mala hora, y asimismo en no buena hora Felipe III lo haría con los moriscos.Y ya nos quedamos solos los cristianos, no sin dejar de llevar la sangre mezclada de todos cuantos por aquí pasaron, nos pongamos como nos pongamos, hasta llegar a nuestros días en los que las mezclas de los pueblos y gentes que vuelven y ya es un hecho consolidado y forzosamente admitido, imparable y beneficioso, se pongan como se pongan todavía algunos.
Terminaba hoy su columna la escritora Irene Vallejo con una frase que subrayé al leerla: “Si nuestras raíces son viajeras, solo una mente con pereza puede esgrimir pureza”. Pues eso mismo, dicho con finura y verdad. Por lo que uno, que vio marchar en los 50 y 60 y más del siglo pasado a tantos y tantos de los nuestros al País Vasco, Cataluña, Francia, Suiza, Alemania, etc., etc., no se entiende que haya conciudadanos que miren a los inmigrantes con desprecio, altanería y deseando que lo mejor que pueden hacer es largarse a sus países de origen. Como no se entiende que se haya dividido la tierra en tantas porciones a las que llamamos nación o patria y nos sintamos herederes de una propiedad más que sacrosanta y llevado con el mayor de los orgullos ser patriotas, mirando de reojo y mala uva al que no siente con ese ardor la patria, porque prefiere, sin más, ser ciudadano del mundo a toda honra, lo que no quiere decir que no estés orgulloso de donde naciste y aprecies tus raíces.
En uno de sus artículos dominicales el escritor Javier Cercas, una vez más, está sembrado sosteniendo que así como la Ilustración nos enseñó que los sentimientos religiosos debían confinarse en la esfera privada y que cada cual crea lo que quiera o no crea nada, dando como resultado que dejáramos de matar por culpa de las religiones, aunque tanto en España como en algunos otros países tardara aún la influencia de aquel movimiento intelectual transformador y de progreso, de la misma forma habría que recluir el sentimiento nacional en la esfera privada, no de los Estados que deben ser neutros e imparciales, que cada uno igualmente sienta lo que quiera o no sienta nada, y que de igual forma necesitaríamos una nueva revolución ilustrada. Ni guerras de religión ni guerras nacidas al calor de los sentimientos nacionalistas, porque si se privatizó el sentimiento religioso, para vivirlo en la esfera íntima y personal, podría perfectamente privatizarse el sentimiento nacional para gloria de todos y conseguir una convivencia en paz, como ya se logró que convivieran durante largas temporadas en nuestro suelo patrio judíos, moros y cristianos, hasta tal punto de que no seríamos como somos, si “esa historia de las tres naciones” no hubiera estado ahí, como se puede leer en el libro de José Jiménez Lozano “Sobre judíos, moriscos y conversos”, siguiendo la intuición del gran historiador Américo Castro, según el cual los españoles experimentaron, como pocas veces, la armonía de la convivencia de las tres culturas.
Así que por mí, casi mejor, ciudadanos del mundo, descendientes de tartessos, fenicios, iberos, celtas, griegos, romanos, árabes, judíos, moros, y cristianos…, más lo que venga.
https://youtu.be/MEqFLZ29mbI Morena me llaman. Música Sefardí. Emilio Villalba & Sephardica
No hay comentarios:
Publicar un comentario