jueves, 10 de noviembre de 2022

LLENAN LA CALLE DE SENTIDO Y DE VIDA

 


Se necesita temple y mucha necesidad compartida, mucho aguante y no poco amor paciente y activo para, después de ¿60 años juntos?, continuar por la vida y la calle así de enganchados, así de unidos y así de abrazados para que no quepa ni un resquicio de aire entre los dos. Y llenan la acera, la ciudad y el mundo, porque ¿cómo no dar paso a esta pareja que enciende la vida y da calor y una ternura casi-casi infinita, que sube calle arriba del corazón a quien los contempla largo rato, hasta que se queda ya para siempre en la retina de la memoria más querida, frente a tantas imágenes fantoche de pura nadería y músculo vano, que te hielan la sangre hasta el hartazgo tan harto repetidas sin alma por mucho cuerpo turgente que ostenten.
Me quedo con ellos largo roto para irme a mis abuelos y a mis padres, por imperativo categórico, porque ellos también resistieron con entereza más de 60 años juntos y, tras más de una crisis de pura lógica, en tantos años, supieron mantener el tipo y hacerse declaraciones de amor en un trozo de papel arrugado debajo del tapete de la camilla, como en su día descubrí al azar en una de mis visitas últimas a mi padres. Aquello me generó una mezcla de vergüenza y contento grande, vergüenza por pisar tierra sagrada sin ningún permiso, y contentura, por constatar que se querían todavía hasta el fondo de sus vidas paralelas bien avenidas y felizmente encontradas. Mi padre seguía enamorado de mi madre, y lo reflejaba deteniéndose en sus manos y alabando su maestría en todo cuanto tocaba. Mi madre, callada como de costumbre, complaciente.
Nada me gustaría más que, al ver esa imagen, paráramos los relojes de la prisa y detenidos un tiempo prudencial, el necesario, hasta que lleguen a nuestro pozo más querido los recuerdos y en donde sabemos apreciar lo más hermoso de la vida, por ejemplo, esta pareja caminando, sosteniéndose entre los dos y abrazados como dos tortolitos, como, acaso, ojalá, nuestros abuelos y nuestros padres. No me digas que tiene precio esa imagen, porque no tiene precio.
https://youtu.be/z8uIoQEtV_c Chopin. Grande Valse Brillante Op. 34 #2 Valentina Lisitsa. ¡Qué menos que un vals así para acompañarles! https://youtu.be/4lrxaZMzz_4 Andrea Bocelli and HAUSER – Melodramma. O esta bella canción de amor.

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