domingo, 30 de octubre de 2022

EL LENGUAJE DE LAS MANOS

 



¿Qué sería de nosotros sin las manos? Han sido nuestra salvación desde el inicio de los tiempos, cuando los antepasados trepaban, árbol arriba, para defenderse o buscar la dulce fruta, hasta cuando en este mismo instante cogemos el ratón para navegar por Internet, pasando por Altamira, las pirámides de Egipto, las iglesias románicas, la Capilla Sixtina, las Meninas, la Novena Sinfonía, los más altos y soberbios rascacielos y la más humilde de las chozas...
Me ha llegado de pronto como un lamento interminable por no entender tanto olvido, tanta invisibilidad y tanta desconsideración, y me he dado cuenta de que tenían, tienen, toda la razón, las dos a dúo, con sus cinco dedos cada una, tan parecidos, como hermanos, que no se separan nunca y tan diferentes en sus peculiaridades, que les hacen únicos, con su funciones repartidas y escrupulosamente llevadas con exquisita precisión. Toda la razón para su lamento y hasta su desconcierto porque saben a conciencia el papel que desempeñan en nuestra vida, que llega a ser de una importancia más que trascendental, si la comparamos con el resto de los animales de la tierra. Uno es consciente cuando se da por enterado y se pone a pensar qué sería sin ellas y sin ellos a la hora de vestirnos, lavarnos, comer, acariciar, pedir, coger la multitud de objetos de distinta índole, hacer la compra, pagar, tocar un instrumento musical, escribir...
Manos, manos, manos...
Manos para abrazar, sin olvidar en el abrazo la caricia por la piel siempre necesitada de delicadeza. Manos para saludar, manos para despedir de cerca, y de lejos cuando la ausencia abre la puerta de la nostalgia. Manos para trabajar la tierra y para ir, la paz al hombro, a parar la guerra, como quería Gloria Fuertes y limpiar heridas. Manos crispadas, lanzadas al cielo del absurdo y contra los golfos y corruptos que conducen el tren del caos y la injusticia. Manos inocentes que meten la mano sin miedo en la boca del lobo de todos los miedos. Manos que buscan y encuentran tesoros, generan riqueza, exploran y explotan minas, cuidan el huerto, riegan los rosales, manejan el ratón para descubrir otros mundos, otras culturas, y nuevas formas de mirar y admirar. Manos que siguen escribiendo a mano cartas de amor, sin saber si serán contestadas; manos que buscan entre la niebla trozos de amistad, una sonrisa y ponen pan con mantequilla y mermelada a media tarde…, manos…
Manos que salvan vidas. Manos enlazadas y en cadena, en red tupida y solidaria. Manos que recorren el propio cuerpo dejándose asombrar, gozosamente, por el placer que aflora en cada rincón y en los lugares más insospechados, sin miedo ni reparo, porque ésta es tu casa, tu heredad, tu patrimonio, sobre el que tienes todos los derechos: el placer, posiblemente el primero, probablemente ineludible.
Gracias por tanto, gracias por todo, mis hermanas queridas, mis entrañables y simpáticos dedos, tan serviciales como inteligentes. Y perdón un millón de veces, por el olvido, por mi descuido imperdonable, por mi lamentable desconsideración y no haberos mimado como merecéis.
https://youtu.be/Kqtz6a8ikGg Khatia Buniatishvili - Liszt/Horowitz: Hungarian Rhapsody no. 2 (ENCORE) Para manos y dedos los de esta pìanista.
https://youtu.be/LdH1hSWGFGU Valentina Lisitsa plays Liszt's Hungarian Rhapsody No. 2 No dejes de ver el baile de sus manos.
https://youtu.be/hQnpiQr1MlU Alice Sara Ott - Hungarian Rhapsody No.2 Ver mover su manos y sus dedos es una fiesta para los ojos. (6 manos prodigiosas).

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