domingo, 18 de septiembre de 2022

SOLO 10 MINUTOS DE CALMA

 Diario del atardecer

Dejamos Viana, cuando el verano va dando sus últimos coletazos, arrepentido, tras leer una sabrosa entrevista a Karen Armstrong de Rafa de Miguel, corresponsal de EL PAÍS en Londres, por haber perdido el tiempo en leer tanto y escribir más acelerado que nunca sin tener ni siquiera 10 minutos, ay, para contemplar, y nada más que contemplar en silencio, sin pensar en nada.
La ensayista británica es Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales en 2017, autora de 25 libros en los que se ha sumergido en el hecho religioso y las distintas tradiciones (cristianismo, islam, judaísmo, budismo o hinduismo).
Y dice que “en Occidente hemos dañado considerablemente nuestra relación con la naturaleza y que, desde el siglo XVI, nos hemos separado completamente de ella”.
“En India o en China, por lo pronto, Dios no es una deidad en el cielo. Es básicamente una fuerza, de algún modo sagrada, que se encuentra en todas partes. Y no la llaman Dios. A ellos les enseñaron desde un principio a reverenciar la naturaleza. Algo que no hicieron con nosotros [en la cultura occidental]. Nos enseñaron a conquistarla, y es lo que hemos hecho. Y ahora lo estamos pagando”.
Para pasar a una lección práctica, bien sencilla, como ese sentarse en silencio que propone el taoísmo y nos pide que también nosotros nos sentemos, dejemos los auriculares, los móviles, la fanfarria del exterior, añadiría yo, y comencemos a escuchar los sonidos de la mañana no la tarde y observar las pequeñas criaturas que nos rodean. Solo durante 10 minutos. “Una meditación al revés, no te sumerges en tu interior, sino que, en la presencia de la naturaleza, dejas que ella te informe. Como Buda que alcanzó la iluminación mirando hacia fuera”. Asimismo, “El Corán contiene pasajes maravillosos en los que ensalza la naturaleza. El Corán presta atención a la regularidad de las cosas, como que la luna sale cada noche o la tierra produce alimentos, aunque sean escasos. Enseña a ser agradecido”.
Y para el Cristianismo la meditación es una expresión de la oración cristiana.
Creo que voy a hacerle caso y llevar a la práctica esa lección sencilla y práctica de 10 minutos todos los días, y si estoy en el interior de la casa, lo mismo, 10 minutos con los ojos cerrados, contemplando las olas, la procesión enloquecida y sin ruido de las hormigas, escuchar el murmullo del viento, la caída en picado las agujas de los pinos, el vuelo vibrante de una mariposa, el alegre picoteo de un pajarillo en la hierba, el ruido lejano de un cortacésped, sin olvidar el lento recorrido por todo el cuerpo con la mente, desde los dedos de los pies hasta los pelos de la cabeza, que darían la necesaria paz y quietud a todas las mentes de hoy, en exceso aceleradas y llenas de información exagerada y ruido exasperante e intentar ver cómo crece lentamente el césped de día en día, y de minuto en minuto las flores..., sin olvidar el control voluntario de los movimientos de inspiración y espiración.
Solo 10 minutos en calma para volver a la actividad ya no tan furiosa o un tanto atolondrada y sin brújula.
https://youtu.be/BnHtAys75B8 Chopin Nocturne No.20 in C# minor - Soojin Han. (Casi 10 minutos dura este Nocturno y serviría si solo lo escuchamos bien concentrados para el propósito del artículo).

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