Puedes pensar como quieras, a mil kilómetros de distancia de cómo yo pienso, pero te tendré un respeto, el que se merece todo ser humano, y que tú no respetas, por el solo hecho de que no piensan igual que tú, pero me opondré a tu estilo de pontificar, arremeter visceralmente, sin argumentos, y con insultos a cuanto se mueve en otra dirección a la tuya. Estamos en el siglo XXI y las cosas han cambiado mucho por fortuna. Abrirse al pluralismo y la complejidad es una actitud inteligente y lúcida.
Me extraña, y soporto mal, me cabrea, que gente que se cree y se siente católica, apostólica y romana, insulte y zarandee día tras día, o mes tras mes, y escoja los peores insultos para atacar a quienes simplemente piensan y actúan de forma distinta. Los políticos nos pueden gustar más o menos, como el Gobierno, pero los hemos elegido nosotros en un sistema que nos hemos dado. Nos pueden gustar las Comunidades Autónomas o nada, pero las ha elegido el pueblo democráticamente, y lo mismo sucede con muchas de las leyes que nos vamos dando, y aprobadas por mayoría y legítimamente.
Está suficientemente demostrado por los científicos y sanitarios que la vacunación contra la pandemia es la mejor de las armas para vencerla..., y que la tierra es redonda, y que la homosexualidad no es ninguna enfermedad, y que la eutanasia, el aborto, el divorcio... no obligan a nadie, sino que es un derecho para el que desee hacer uso de él, y que nadie, por ello, debe ser perseguido, insultado y enviado a la compañía de Satanás, por los siglos de los siglos. Y si se ha llegado a la conclusión de que incluso los niños deben ser vacunados no es un capricho de los gobiernos y de los científicos, es sencillamente porque es mejor para ellos, sus padres, sus abuelos, sus maestros y sus compañeros, y no por ello se les utiliza como conejillos de indias. Y naturalmente no es ningún crimen. Pobre lenguaje, pobre papel en blanco que lo soporta todo, hasta los bulos y las mentiras que corren sin pudor en Redes Sociales y otros Medios de Comunicación
En un país, como el nuestro, democrático, aconfesional y libre, con una Constitución que defiende a todo ciudadano por el solo hecho de serlo, sin atender al sexo, su ideología, sus creencias..., se entiende mal que se zarandee de manera inmisericorde a quien no se cree descendiente directo del Cid, los Reyes Católicos, la Inquisición o el mismísimo Franco.
Sobre la colonización o el descubrimiento de América se puede estar a favor o en contra, se pueden ver mucho aspectos buenos y positivos y otros no tanto, se puede pensar como los colonizadores o como los colonizados, y se puede pedir perdón, como lo ha hecho el mismo papa Francisco, lo que demuestra que es sensible ante lo que pudo tener de sombrío e incorrecto. Atacar al papa Francisco y a los que nos gusta pedir perdón, que yo sepa no es delito, y no se nos debe atacar como si cometiéramos un delito de lesa humanidad y ser insultados por ello.
Nuestro país, por fortuna, como los países de nuestro entorno, defiende la pluralidad en la forma de pensar y comportarse y, aunque lógicamente muchos no piensan, ni se comportan como nosotros, les debemos un respeto, una consideración y la tolerancia debe ser para todos la mejor escuela de convivencia.
Sí, hay palabras claves en una escuela de sana convivencia: gracias, perdón, cuídate, respeto, tolerancia, pluralismo, talante democrático, uso educado y elegante del lenguaje..., son algunas de ellas, más las que tú con tu buen juicio quieras añadir.
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