domingo, 22 de mayo de 2022

COLUMPIOS EN EL CIELO

 


Yo no sé si hay cielo, y si es azul y lleno de felicidad inenarrable con músicas inefables sonando, por ejemplo, a la música toda de Juan Sebastián Bach, o más etéreamente como pensaban los sabios, filósofos y músicos medievales sobre la música del cosmos y la armonía de las esferas celestes de Pitágoras, pero sé bien cierto que existe un cielo inmenso, infinito entre esa mujer y esa niña, qué digo cielo, mejor sería decir altísimo cielo, en donde están a punto de sonar las carcajadas más sonoras y más unísonas, porque la pequeña quiere ser como la mayor y la mayor se ha convertido en la niña que fue para jugar con la niña de hoy. Y se han fusionado con tanta fuerza y energía que han detenido el tiempo para disfrutar de ese momento único, irresistible y simpar. No hay color semejante fuera de ese territorio, no hay comparación que pudiera estar a esa altura inconmensurable de felicidad, de alegría gozosa e intercambiable, la niña acercándose a la mayor y esta invadiendo el territorio de la niña de ayer que está hoy presente en las dos.
Y hasta las oigo decir: si no hay columpios en el cielo para qué queremos ir allá arriba, aunque mi abuela me dijera, no digas esas barbaridades propias de un ateo consumado que se va a ganar el infierno a sartenazos.
Déjame que te diga que me han dado la mañana y me han llenado el día de energía y no quisiera más que estar entre ellas captando hasta el último suspiro, hasta sus más hondas carcajadas y detener el tiempo para quedarme para siempre entre ellas, ¿para qué más cielo?
En tiempos de guerras, pandemias y ambientes enrarecidos y putrefactos hasta la náusea, por la corrosión de muchos políticos y sus votantes, empresarios que solo se preocupan de sus beneficios, obreros confundiéndose de bando, intelectuales y comunicadores que han dejado su luz encerrada en nadie sabe qué jaulas de oro y miseria, frivolidad e ignorancia, nada como encontrar y poder quedarse a vivir en estos oasis de armonía sin límite, lejos del mundanal y áspero mundo de ahí enfrente.
Nota no tan al margen: La frase del día: “El gran debate nacional es hasta qué punto el emérito sigue debilitando la Monarquía y azuzando la división”. Berna González Harbour. Lo demás son fuegos artificiales para lucimiento de algunos politólogos. Y otra de Max Pradera: “Existen dos teorías: 1) El Campechano no ha entendido nada. 2) “El Campechano lo ha entendido todo y está en modo venganza: jodeos, putos republicaners, soy invisible, y jódete tú también, hijo mío, que me echaste de MI palacio y ahora te lleno de mierda la Corona”. Y 3) No hay explicación que valga, eso ha dicho a la pregunta de un periodista.
Pero volved, por favor, al cielo de la niña y la abuela, este mundo es una porquería, ya lo sé, con aires del tango Cambalache. Y quedaos con la música: Es J. S. Bach.
https://youtu.be/RLsQ-_jnxeQ J.S. Bach. Cantata 147. Jesus bleibet meine Freude. Dir.: José Ramón Encinar.
https://youtu.be/CvglW3KNSsQ HAUSER - Air on the G String (Bach)

No hay comentarios: