domingo, 20 de marzo de 2022

EL PELIGRO DE LA SOLIDARIDAD CUANDO SE PONE DE MODA

 



Tomo la idea de Manuel Jabois de un artículo titulado “La irresponsable solidaridad”, que habla precisamente de todos aquellos que han cogido el coche o la furgoneta y se han lanzado a recorrer más de dos mil kilómetros para llevar víveres y ropa y traer familias de Ucrania. Todo comenzó con un gallego que cogió su coche a los pocos días del comienzo de la invasión y aquel gesto fue bien visto y admirado, yo mismo lo vi como un acto de solidaridad heroica y ejemplar, pero Jabois me ha ayudado a ir más lejos, caer del guindo y ver las enormes grietas, debilidades y deficiencias que tiene dejarse llevar del primer calentón, por ejemplo algo que a mí me repele mucho ese de tener ansias de asesinar a cualquier asesino, como la de echar una mano, a la voz de ya, ante necesidades imperiosas, sin pensar, ay, al actuar, sin la brújula del cerebro encendido que marca los pasos a seguir, más que los que nos dictan los impulsos poco racionales y, acaso, un tanto precipitados.

Porque pensemos medio minuto, o una tarde entera: al llegar a tu ciudad, a tu pueblo y a tu casa, ¿quién se hará cargo de esas familias?, puesto que esta nueva estancia puede ser para unos meses o para muchos años. ¿El Gobierno? Bien, pero si es responsabilidad del Gobierno, él será quien debe organizar el exilio de los refugiados desde los primeros momentos, como todo el proceso subsiguiente: vivienda, puestos de trabajo, centros de educación, sanidad, y todos los demás derechos, deberes y libertades concomitantes. Si para una adopción de unos meses se nos exige una larga serie de trámites, cómo no van a ser necesarias unas normas bien reglamentadas para dar seguridad a los de allá y a los de acá cuando se rompen las fronteras de la distancia de los pueblos.
Y está claro que no es la mejor idea querer arreglar el mundo y ejercer la solidaridad a golpe del primer impulso que se le ocurra a uno individualmente considerado, teniendo en cuenta de que no somos islas, y que para cualquier movimiento, aun el leve aleteo de una mariposa, requiere contar con los otros, con quienes tienen más medios, más conocimientos y más responsabilidad en los asuntos del gobierno de la cosas y las personas. Por lo que no podemos más que poner en entredicho estos movimientos de muy buena voluntad, por muy solidarios que parezcan en el primer momento, y más si es por seguir la moda como si de calzar las alpargatas de turno se tratara, como último grito.
El mismo Jabois en su artículo tacha de frivolidad estos actos, aun reconociendo que nacen de corazones bien intencionados para traer refugiados, sin dar cuentas a nadie, ni contar con una planificación rigurosa, ni con instituciones que den solvencia, orden y seguridad.
Bravo por quienes son solidarios en un mundo tan ahíto de codicia e individualismo, pero cuidado con las modas, solo eso, entiéndeme bien, y nunca dejar tirada la racionalidad por cualquier sitio o el primer desagüe a mano.
https://youtu.be/uklZXhWNQP0 "Suliko", canción tradicional georgiana por el Basiani Ensemble

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