Tomo la idea de Manuel Jabois de un artículo titulado “La irresponsable solidaridad”, que habla precisamente de todos aquellos que han cogido el coche o la furgoneta y se han lanzado a recorrer más de dos mil kilómetros para llevar víveres y ropa y traer familias de Ucrania. Todo comenzó con un gallego que cogió su coche a los pocos días del comienzo de la invasión y aquel gesto fue bien visto y admirado, yo mismo lo vi como un acto de solidaridad heroica y ejemplar, pero Jabois me ha ayudado a ir más lejos, caer del guindo y ver las enormes grietas, debilidades y deficiencias que tiene dejarse llevar del primer calentón, por ejemplo algo que a mí me repele mucho ese de tener ansias de asesinar a cualquier asesino, como la de echar una mano, a la voz de ya, ante necesidades imperiosas, sin pensar, ay, al actuar, sin la brújula del cerebro encendido que marca los pasos a seguir, más que los que nos dictan los impulsos poco racionales y, acaso, un tanto precipitados.
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