domingo, 25 de abril de 2021

CANCIÓN PARA UNOS OJOS TRISTES

 


Esta imagen me ha llamado tanto la atención, en cuanto pie de foto centrado en sus ojos, que me he dicho: ahí tienes un artículo, majete, concéntrate y haz algo. Y esto salió:

Muchas menos preguntas, Sr. Fiscal, a la víctima de violencia de género, ella era la víctima, parece que se le olvidó, porque lo que necesita una víctima, como esa niña de los ojos tristes, de un azul que penetra en el alma, no son preguntas de mal confesor indagando en los repliegues del sexo, sino empatía y, de paso, un abrazo con la mirada, el corazón y los brazos.
Hay mucho niño suelto, pero no por la desobediencia infantil, tan necesaria para sobrevivir, como vino a decir el escritor francés Jean Cocteau, sino por las guerras de los adultos, la comida que no llega a las horas: desayuno, comida, merienda y cena, los padres que llevan la cabeza desestructurada desde el día que nacieron y que con el matrimonio no han mejorado nada, mejor dicho, lo han empeorado todo.
Y yo, qué quieres que haga, ante tanta pobreza, miseria más bien, un mundo que se viene abajo por una contaminación imparable y no frena el desastre planetario, ante la pandemia alocada que no para, o con los niños que andan solos de país en país, etc. etc. etc., todo lo que quieras, menos solamente echar la culpa a los Gobiernos, que la tienen, pero no solo, porque mi granito de arena, con el tuyo y el del otro, conforman todas las playas del mundo, crean belleza a su alrededor, como la flor en medio de desierto, aunque no la vea nadie, y siempre es posible dar algo, un poco de calor, un bocadillo, pagarle un café a quien no tiene ni para eso, y algo de tu tiempo, y del mío, claro está, siempre tan querido.
A los ojos tristes hay que hacerles menos preguntas, que ya está bien de preguntas incisivas, mal intencionadas y hasta vomitivas, porque lo que necesitan con urgencia no es eso, sino una sonrisa, un cuento delicioso que termine bien, un solo de violín, una mano amiga llena de bombones y mucho afecto y muchas ganas de romper fronteras.
Hay muchos niños así por las calles del mundo, y muchos viejos solos en sus casas, y algo habría que hacer (no sé) que no estamos haciendo. Algo, menos pasar de largo, hacerse el despistado cuando a tu lado pasa alguien que clama herido. Algo habría que mover y movilizar y dejar que el corazón marque el camino. De paso y de entrada, acaso, leer el libro de Victoria Camps, “Tiempo de cuidados”, que acaba de aparecer. Te lo digo, definitivamente, con el poeta Agustín Millares, con algunos versos del poema: NO VALE.
Te digo que no vale
meter el sueño azul bajo las sábanas,
pasar de largo, no saber nada,
hacer la vista gorda a lo que pasa,
guardar la sed de estrellas bajo llave...
Vuelvo a la carga y te digo: aquí no cabe
esconder la cabeza bajo el ala,
decir “no sabía”, “estoy al margen”,
”vivo en mi torre, sólo y no sé nada”.
Te digo y te repito que no vale.
Lo dicho: aportar entre todos, yo, tú y él, nosotros, vosotros y ellos, esos materiales de la vida cotidiana que la buena gente tiene a su mano y que son los que nos cambian y transforman el estado torcido de las cosas.
Va por ti, niña de ojos tristes.
https://youtu.be/NCy0Jrrn-J0 NACHO MASTRETTA - Lindas mañanitas.

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