domingo, 4 de abril de 2021

AMANECE...

 


Cuando el futuro se va estrechando hay que agarrarse como a un clavo ardiendo, y cualquier excusa, método, artilugio... serán bienvenidos si se te sirven para apurar la vida hasta el fondo y cada momento que te regalan sin siquiera solicitarlo. Este es el sentido que quiero dar a mis escritos en este Cuaderno XIV que he comenzado hace unos días, y no sabía el título que debería llevar. Manejaba, desde el principio la imagen de Amanece... y no sabía cómo continuar: Amanece que no es poco Podría servir, pero ya está muy gastada. Amanece, tareas a la vista. No estaría mal, y se ajusta a lo que quiero que llegue a ser y con ello te encuentres. Amanece, vamos allá. Pues similar, y no me disgusta. Cada amanecer un aire nuevo. Me parece bastante bien. Amanece..., ya está, principio y fin, no le demos más vueltas. Amanece con todo el día por delante, como empujón para echar a andar, dejar los sueños, el sueño, meter las manos en la masa, porque el día invita a ello, ya es de día, ha salido el sol, la tarea nos espera, y hay mucha, y hay que seguir activos, proactivos, activistas en la vida y a favor de ella, así que puestas a así las cosas y los principios, los puntos sobre las íes, no hay más remedio que decir: levanta y anda, vamos allá, que “la tierra es nuestra, tuya y de aquel”, de todos, y para que todos podamos llegar a la meta, o a alguna, por humilde que sea, por lo menos… Vamos allá. A por ese aire nuevo de una nueva amanecida.
Irán brotando, seguro, como en primavera las cosas de la tierra, y en todas las estaciones restantes, porque en este humilde jardín no dejan de brotar permanentemente flores que quisiera siempre nuevas, siempre sugerentes, siempre apetitosas a la mente y de paso a algún sentido que esté presto a ello.
No hay nada previsto, nada prefijado, quién sabe cómo hará mañana y de qué humor estaré pasado mañana, quien me conoce ya sabe de memoria por dónde irán los tiros..., pues por aquí y por allá, y por donde le duele el alma a los más débiles y por donde le escuece lo que no quisiera escuchar el de siempre, que no pide perdón a nadie teniendo más deber que todos juntos, por donde canta el río, florece la piedra y en donde suenan las voces calladas, y ser bálsamo para esa amiga que lo necesita y un día lo encontró en estos andurriales, calor y cobijo, grito y canto para que se entere el lucero sordo de alba, candela que ilumina la noche, beso y abrazo de palabra dulce que acaricia la piel y los sentidos, palabra cálida, poética, crítica, abierta a otros sones, diferentes lecturas, significados plurales porque nunca cierro la puerta y siempre la dejo bien abierta, para quien quiera entrar y añadir un poquito de leña a la lumbre, que el invierno siempre se alarga en demasía por estos pagos y se mete el frío por al últimas rendijas... Pero no olvides: es una clara invitación a hacer el viaje juntos, con un me gusta, me encanta, me importa, me divierte, me asombra, me entristece, me enfada o un comentario que siempre enriquece el texto inicial.
Amanece, que no es poco; amanece, tareas a la vista; amanece, vamos allá; cada amanecer, un aire nuevo; y por fin y definitivamente AMANECE..., con unos puntos suspensivos para respirar hondo y alegre, con ganas de comenzar la tarea y los proyectos; la vida es breve y no se puede tontear ni perder el tiempo de mala manera. Vamos allá, que está amaneciendo con nuevos aires-aires de Pascua de primavera y la vacunación a buen ritmo.
Te lo diré mejor con mi admirado Claudio Rodríguez: “Todo es nuevo quizá para nosotros. / Así cada mañana la primera”.
Y con Amanda Gorman, la joven de color, que leyó el día que tomó posesión el presidente de EE UU, Joe Biden: “El amanecer nos pertenece”, un verso del poema, que también podría servir de título. La invitación está cursada. Os sigo esperando.
https://youtu.be/2cEWcfMXfdI El Amanecer | Tocando En Red / Playing For Change – Diamante.

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