domingo, 7 de marzo de 2021

8 DE MARZO CON IMAGINACIÓN I

 


Llevo cuatro días de este mes, mi marzo, sin escribir un artículo y me impaciento. He estado flotando con el amplio muestrario cargado de afecto de las felicitaciones que se ha ido alargando después de día 2 y se agradecen igualmente, con un plus, porque llegan con cierto aire de disculpa que te reconcilia con ese necesario saber avergonzarse, aunque sea levemente, por el simple no haber llegado a un tiempo no obligado, a diferencia de algún personaje público que no se avergüenza de nada, ni siquiera del pasado que le pisa los talones, caliente aún, ni pide perdón a nadie, ni se disculpa de lo más obvio. Dios debe de ser un enano a su lado. No digo nombres, porque acaso estemos pensando en la misma persona.
Y como la vida sigue, no hay más remedio que llevar su ritmo, desde hace ya dos meses que se nota cómo van creciendo los días y esta luz de marzo más potente te anima a salir al viento fresco de la calle y los pinares en donde habito en este confinamiento voluntario.
Sigo con Silvia Pérez Cruz. Lo hago cuando subo al lado de mis dos artículos semanales, que me gusta empaparme de la música y las canciones hasta que me salen las notas por los poros de la piel. Y además de la melodía seleccionada me doy un largo paseo por su repertorio como es el caso. Un lujo.
Ya sabes que las cosas no vienen solas, hay que buscarlas, ir a su encuentro y llegan gozosas, porque te has fijado en ellas y las has elegido, hasta se sienten orgullosas, lo notas, lo peor de lo peor para todo es el olvido, porque ello huele a muerte que es lo contrario de la vida y del gozo. Desde que una santa amiga me insinuó lo de traer aquí la música clásica que les ponía a los ancianos de la Residencia Cardenal Marcelo, demostrando con ello que también esa música es de ellos, les pertenece y les gusta, llevo usándola de complemento a mis artículos, y van ya 160 melodías de todo tipo, preferentemente música clásica. Ayer mismo me vinieron en rondón un buen puñado de “flash mob” tocados y cantados por grandes orquestas, tenores y sopranos, en lugares insospechados: un restaurante, una plaza, una estación, un aeropuerto, un mercado..., cualquier espacio se convierte por arte de magia y buen hacer en un escenario donde músicos y cantantes actúan y un público numeroso y arremolinado alucina.
Combino la mirada de la pantalla con la del ventanal y advierto en las ramas de los pinos el viento de marzo airoso y un cielo azul, hoy no tan límpido como de costumbre, por la calima que nos llega del Sáhara, creo...
Lo dejo por ahora, porque ha venido Alba, una de mis hijas, y desde abajo me lanza el santo y seña: ¡Pocholito! Y bajo rápido para estar en el jardín, guardando las distancias, un ratito, ay la Covid 19 de nuestras desdichas, y volverá el domingo antes de regresar a Barcelona donde trabaja. Así es la cosa. Así debe ser. Como el 8 de marzo: No a la manifestación y sí a una múltiple alternativa, para seguir diciendo NO a la violencia de género y apostando por el feminismo, caiga quien caiga, y con todos los argumentos de muchísimo peso contra los que no acaban de verlo. Estoy rematando la sesión de la semana con un texto de la escritora nigerianaChimamandaNgozi,titulado,“Todos deberíamos ser feministas”, para trabajarlo en el taller de escritura creativa.
Me he quedado a gusto, que me estaba ya impacientando por no escribir nada en cuatro días.
Nota no tan al margen: La vida da muchas vueltas, como el artículo de hoy que comenzó titulándose “Una de remiendos” y ha terminado en “8 de marzo con imaginación” y esta canción sobre las manos de las mujeres. Vaya por vosotras y todos nosotros.
https://youtu.be/jMhViWjq-_U "Manos de Mujeres" - Marta Gómez (Feat: Martirio, Andrea Echeverry & Anat Cohen) Un homenaje a la fuerza infinita de lo femenino.

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