miércoles, 12 de febrero de 2025

MARIBEL Y AITANA

 



Hicieron su presencia en la sala de los Premios Goya y se hizo la luz: Maribel Verdú y Aitana Sánchez Gijón. La primera, emocionada, porque iba a dar el Premio de Honor-Premio de Amor a su colega y gran amiga, y nos emocionó a muchos aun antes de que saliera ella, Aitana, quien sería un ejemplo de concisión, brevedad y hondura en su discurso de agradecimiento. Qué diferencia del discurso embarrado de imprecisión y desconcierto de Richard Gere.
Pero pongamos orden:
“Presentar la gala con una amiga desde hace tantos años es un sueño”, así comenzó su discurso de presentación Maribel Verdú. Y siguió: “Te quiero porque eres luz y talento. Te quiero porque eres la compañera perfecta, cómplice y leal. Te quiero porque cuando sale la gansa que llevas dentro no puedo parar de reír contigo. Pero este Goya de honor no te lo dan por lo que yo te quiero o por lo que yo te admiro. Es por lo que te quiere y te admira la gente. La gente te quiere, te admira porque eres un espejo en el que nos gusta mirarnos, porque haces que nuestro país, nuestra cultura y nuestras vidas sean mejores”. En ese momento algunas lágrimas se le escaparon, y a más de uno, entre ellos yo también. Uno que es así.
Y lo que le dijo Aitana a Richard Gere se lo podría decir yo a ella, siempre estuve enamorado en la lejanía, como tantos hemos estado enamorados de muchas actrices o actores en las pantallas cuando solo eran luz en medio de la oscuridad de las salas de cine.
“No hay que tener miedo a la cultura, sino a los nuevos imperialismos y las limpieza étnicas”, dijo Aitana Sánchez Gijón, al grano y al fondo, no hacía falta más, y bordó su breve discurso, sin alargar sin necesidad como los acostumbrados y manidos agradecimientos de sus colegas, eligió unos pocos y se rindió a su madre: “Eres el motor de mi vocación”. Bastaba.
Y yo, mientras hablaba, al tiempo que la escuchaba con devoción, me iba a mi despacho de la Diputación en el que tuve los 10 últimos años un gran póster suyo, que me regaló una amiga, al parecer conocía algunas de mis debilidades-fortalezas. Me saludaba cada mañana al comenzar la tarea y me regalaba su espléndida sonrisa.
El póster se unía a la mirada de ahora y se ampliaba colocando al lado a Maribel Verdú, y al verlas, sentía que rejuvenecían mi alma, me hacía sonreír y casi llorar emocionado y notaba una mejoría y una alegría de vivir tras su estela. Ahí es nada.
https://youtu.be/MDYm2KRQ9fU?si=DtKJdJ4TPd63XG1N ACETRE-fado de la luna(Olivenza 30 aniversario)

No hay comentarios: