En un mundo, muchas veces mediocre, bárbaro y soez, insensible y mezquino, dar con ejemplos y lecciones de elegancia y compromiso es para celebrarlo con emoción y profundo agradecimiento. Es lo que nos ha pasado estos dos días ante la muerte de una actriz elegante y comprometida: Marisa Paredes. No quisiera caer en los lugares comunes y tópicos al uso, y para ello nada como acudir a testimonios valiosos por su cercanía con el personaje y conocimiento a fondo y cederles con gusto la palabra. No sin antes hacer un rápido recorrido por su vida y su biografía. Premio Nacional de Cinematografía en 1996, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2007 y Goya de Honor en 2018. ¿Su infancia? La de millones en una larga y áspera posguerra, de la que aprendería y grabaría a fuego una conciencia de clase obrera. Fue en su primera larga etapa actriz de teatro para protagonizar a partir de la década de los 80, películas importantes bajo la dirección de Arturo Ripstein, Agustín Villaronga, Guillermo de Toro, Jaime Chávarri, Fernando Trueba..., y ligada para siempre a la obra de Pedro Almodóvar. Pero vayamos, para mí, a lo más sustancioso, como es escuchar a compañeras y compañeros de profesión:
Y será Penélope Cruz la que nos descubrirá cómo siendo muy niña quedó impactada al verla desde el suelo, en una sesión de cine, con una presencia gigante y como de otro mundo. Y cómo a lo largo de los años siguió disfrutando de sus trabajos y su talento para valorarla de esta manera: “Amiga de las mujeres, generosa, inteligente, sensible, valiente, graciosa, comprometida, peculiar, diva, humilde y, sobre todo, buena persona”.
O Vicki Peña, igualmente inmensa actriz, quien dirá de ella esto tan asombroso y sincero: “Hermosa y elegante, gran actriz, valiente luchadora, mujer comprometida con su oficio, su arte, su tiempo, su gente y su sociedad los derechos y libertades. Moderna, con un gran sentido del humor y mucha alegría de vivir”.
Y el escrito sobre ella de la periodista Elsa Fernández Santos que habla de su elegante porte y su fabulosa voz, independiente y extraordinaria en su oficio, “mujer que sabía ser divina de una forma que ya nadie sabe serlo”.
Y el director teatral, Luís Pasqual, con el que preparaba un espectáculo para estrenarlo en el 2025, “Cargada de futuro”, que ya no veremos, ay, un monólogo en el que se mezclaban poesía, recuerdos y cine, esto dice de ella: “Agarrada firmemente con los pies a la tierra y al mismo tiempo con una mirada infinita, utópica, entre el cielo y la tierra”.
Está meridianamente claro: este mundo ha sido mucho mejor con esta mujer que nos ha dejado ejemplos y lecciones de elegancia y compromiso social. Y uno, va así más y mejor pertrechado por la vida. Gracias, Marisa Paredes, larga vida en nuestra memoria.
https://youtu.be/tucK_H-Q5y0?si=s3JfZQaMsP_tBrPx Kathleen Battle - "Ombra Mai Fu / Largo" - G.F. Handel
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