domingo, 25 de junio de 2023

PARA QUÉ SIRVE LA UTOPÍA

 



Tengo esta frase en mi escritorio delante de mis ojos desde hace tiempo, regalo de una buena amiga, Mariángeles, y me estaba esperando, pero hasta que no me ha pedido una colaboración otra amiga, Pilar Amor, de Radio Colores, de Palencia, no me he puesto al ataque de pergeñar unas ideas envueltas en palabras.
La palabra, a mis gusto, es de las más hermosas del diccionario y se la debemos, como sabes, a Tomás Moro, pensador, teólogo, político, humanista, poeta y escritor inglés, que escribió nada menos que un libro sobre el concepto, no menos profundo y bello. En él aborda los temas fundamentales: “la felicidad y el cuidado del individuo, la armonía de la sociedad, el gobierno significativo, la propiedad privada o la propiedad colectiva”. Más aún, “con su vida ejemplar nos iluminó en el camino de la igualdad entre hombres y mujeres, el ejemplo de igualdad económica, social y cultural”. Y por si ello fuera poco, “expresaba su repudio a los métodos violentos de los conquistadores, e incluso a la noción misma de conquista, la cual consideraba contraria al verdadero propósito de la presencia española en las Indias; a saber: la de ganar las almas de los nativos para la fe católica”. Casi nada. Y al que Erasmo, otro de los grandes humanistas del Renacimiento, deseara la inmortalidad, por ser un hombre apacible honesto, ajeno a toda violencia y ejemplar.
Toda una utopía. Y el escritor Eduardo Galeano, citando al director de cine argentino, Fernando Birri, se hacía la elemental y pertinente pregunta: ¿Pero qué es la utopía? Y respondía de la forma más ingeniosa y certera: “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos. ¿Para qué sirve la utopía? Para caminar”.
Exacto, no es una entelequia, mueve todo nuestro ser, y lo mejor de nosotros, para no quedarnos quietos, paralizados ante la quietud morbosa, el dolor del mundo y los problemas más acuciantes de la humanidad y así comprometerse en las mejores causas, arrimar el hombro y acudir con la fuerza de nuestras manos y la luz de nuestra mente.
Porque nada como tener metas a las que llegar y proyectos que nos encandilan, sirven y nos sirven fundamentalmente para dejar huella en nuestro paso por la vida, qué menos, y lograr, sino la mejora de este mundo, impedir que no se deshaga, como propugnaba Albert Camus.
Y eso, pensar en la fuerza y el valor del caminar haciendo los caminos y veredas de nuestras biografías al unísono con nuestros conciudadanos. Y más cuando el clima actual, que nos invade de marcha atrás en tanto como se ha logrado, se hace irrespirable y bochornoso.
Termino con una cita poética: “Antes del alba, subí a las colinas, miré los cielos apretados de luminarias y le dije a mi espíritu: cuando conozcamos todos estos mundos y el placer y la sabiduría de todas las cosas que contienen, ¿estaremos tranquilos y satisfechos? Y mi espíritu dijo: No, ganaremos esas alturas para seguir adelante”. Walt Whitman.
https://youtu.be/OlljAWwbiLI Rozalén y Estopa - Vivir (con letra)

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