ORACIONES BLASFEMAS

 

Se pongan como se pongan, sus oraciones, ante las clínicas que interrumpen los embarazos, son blasfemas, si hacemos caso al Evangelio, y ellos y ellas que se dicen católicos, apostólicos y romanos deberían saberlo, a no ser que no lo hayan leído y si lo han hecho no lo han entendido o no han querido saber nada de ello, porque San Mateo 5, 20-26 es bien claro y tajante: “Si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda”. Claro, ¿no? El prójimo, para el Dios de la Biblia, es lo primero, y más importante que todas las creencias, ritos y oraciones juntas, es sagrado y el primer precepto, por lo tanto, es: que se le debe el máximo respeto y la mayor consideración a los otros, a sus derechos y a todo cuanto los constituye.

Segundo, o no han leído a los grandes filósofos griegos, de donde venimos, o no los han entendido, en el caso de haberlos estudiado. Porque con ellos deberemos distinguir la potencia del acto. Como entre el feto y el bebé, la persona, hombre o mujer. Esto es: entre la posibilidad de ser, de llegar a ser, y el acto en sí, la persona. Llamar entonces asesinato a la interrupción del embarazo no es de recibo, una exageración que no se sostiene, y si lo fuera, que no lo es, ¿metemos en las cárceles a los millones de mujeres de ayer, hoy y mañana que han ejercido ese derecho y lo seguirán ejerciendo libremente? ¿No te parece un disparate mayúsculo? Y no están haciendo otra cosa, las de nuestro país y las de otros muchos países igualmente, más que ejercer un derecho que les asiste, según el ordenamiento jurídico de un Estado Democrático de Derecho. Un derecho a respetar.

Viene bien, lo acabo de leer, lo que Rafael Nadal, todo un señor, dijo, hace bien poco, de un contrincante que, lamentablemente, no era como él y no supo perder: “Es joven, y a esas edades todos cometemos errores. Cuando pasen las horas (los años, digo yo) se dará cuenta de que se equivoca. No se lo tengo en cuenta, porque es un buen chico”. ¡Qué fino y qué grande, Nadal!

Pues eso, y digo más, porque muchos de los colegas de los rezadores ante las clínicas y los que han inundado carteles en muchas ciudades invitando al rezo, ayer se oponían visceralmente al divorcio, y muchos de ellos van ya por el segundo, tercero o más matrimonio en toda regla. ¿Cinismo? Algo así. Se abre el debate, pero con argumentos, siempre la razón por delante, si no estamos perdidos, y el respeto, por encima de todo. Si no quieres abortar no lo hagas, pero déjame a mí en paz, y si no quieres separarte, pues lo mismo, no te separes, aunque pasados unos años acaso hagas cola en los Juzgados. Y si no al tiempo. Lo que decía Nadal.

Ahora bien, reza todo cuanto quieras, mejor a solas, y sin alharacas, pero, por favor, no blasfemes que, a muchos, eso nos ofende y, de paso, le ofende, al menos, al Dios de la Biblia.

La canción portuguesa es mucho más que nostalgia, melancolía y fatalismo, con ser mucho esto. 3 ejemplos:

https://youtu.be/zLU_sLX9QJU Mariza - Oiça Lá ó Senhor Vinho

https://youtu.be/TZurR7xGk4c Ana Moura - Desfado (Ao Vivo)

https://youtu.be/mQK75I9Zgos Canção do Mar - Dulce Pontes