domingo, 24 de enero de 2021

HAMBRE DE ABRAZOS Y BESOS

 




Todos echamos de menos los besos y los abrazos. Ya llevamos muchos meses sin ellos, y los había de todos los colores: hermosos y apretados, leves como un suspiro y fuertes como rocas y a la vez entrañables, largos y pausados, profundos y etéreos... No estaría de más hacer memoria, repasar muchos de ellos y quedarnos ensimismados en los más plenos y gozosos y esperar con ansias nuevas que vuelvan, y llegarán, como arriban todos los años en primavera las oscuras golondrinas que alegran las tardes de los muchachos y aquellas tardes deliciosas de nuestros años infantiles. Y hasta este año llegan de la voz de Amancio Prada. Bienvenidas.
Cómo no recordar los primeros besos, siempre hubo algún primer beso, diferente de todos los demás, yo, te puedo decir que recuerdo un primer abrazo lento y apretado que me deslumbró entre aires de asombro, cierto desconcierto hasta que llegaron otros que ya se recibían con mayor sosiego, profundidad, afecto y honda amistad. Los echo de menos en el pozo apestoso de esta pandemia maldita que nos tiene confinados, de una o de otra forma, que pareciera haber venido para quedarse en olas y más olas quebradas, aunque sabemos que las vacunas darán con su fin tan deseado, para que vuelva lo que debe venir cuanto antes, el encuentro deseado, el café compartido, el apretón de manos. Estuvieron en Navidad Inés y Alba, nuestras hijas, y llegaron con las pruebas recién hechas, pero parecía que estábamos apestados, nada de besos y abrazos y guardando, desde luego, las distancias debidas. ¡Qué fuerte, qué duro, qué asco!
Será bueno y saludable para el cuerpo y el espíritu ir haciendo un largo listado de los besos y abrazos que nos debemos los unos a los otros, las unas a las otras y los otros, en el mejor de los momentos del amor o de la amistad o del encuentro apetecido, desde hace ya casi un año que parece un siglo.
Te lo diré con las ideas finales de un poema, quizá demasiado largo, y seguro que le faltaba concisión y nervio, profundidad, magia y ritmo, por eso, para curarme de espanto, lo titulé de forma demasiado larga y un tanto tímida: “Materiales para una oda sobre los abrazos”, nada menos. Y venía a decir lo que siempre he pensado de ellos, que no puedes darlos sin recibirlos, ni recibirlos sin darlos, no hay manera, a no ser que te quedes como un seto, como un muro frío y duro de adobe o piedra y por tus venas, en lugar de sangre, corra el viento helado del Ártico, y entonces hablamos de otra cosa y estamos al cabo de la calle.
En el fragor de esta pandemia que nos mata y nos hunde, nos cansa y merma hasta nuestros sueños, nada como pensar que llegarán un día, para celebrar el mejor de los encuentros con ramilletes de abrazos generosos, largos, tiernos, apaciguadores..., sí, hermosos y apretados, mejor largos y densos y fuertes y, a la vez, entrañables, prolongados, pausados, profundos, desde donde palpar la entrega y el regalo hechos de ternura y fidelidad y poder sentir calor, calidez, seguridad y cobijo a la salida del túnel.
https://youtu.be/4QpRCK1IbiE Loreena McKennitt - Caravanserai Si la has descubierto hoy, te quedarás ya para siempre con ella, a no ser que sigas arrebatado, ensimismada, desde que la oíste por primera vez.
https://youtu.be/-_UwU-RRqSE Loreena McKennitt - Penelope's Song (HQ)
https://youtu.be/clXsWiNOMIE Loreena McKennitt. Nights from the Alhambra. Concierto en el Alhambra. Dura poco más de hora y media. Pero merece la pena

No hay comentarios: