viernes, 14 de febrero de 2020

MIRAR DE CERCA Y MIRAR A LO LEJOS


No están teniendo suerte los chinos: además de lo que les está sucediendo con el coronavirus, está esa otra noticia que dice que el 90% de los niños y jóvenes chinos sufren de miopía, debido a la exposición constante a dispositivos que obligan a fijar la vista muy de cerca y a no contrarrestar esta costumbre con la de siempre: mirar al aire libre y a la lejanía.
Ojo y al dato: Un nuevo aviso para nuestras preocupaciones, porque ya nos inquieta cuando vemos a adolescentes pegados a sus móviles como si fueran lapas y olvidados de los colegas que tienen al lado, no existen, existen los que están lejos y que ven en la pantalla pegada a los ojos.
Al comentar esta noticia David Trueba titulaba su artículo de la semana de manera positiva: Mirar a lo lejos mejora la salud. Atentos, padres, madres, docentes y cuantos pasamos al lado de la gente joven, la más tocada por estos nuevos hábitos.
Siempre habíamos propugnado la necesidad de mirar de cerca cuando se trata del prójimo aquejado de algún dolor, y la importancia de ponerse a su altura cuando lo más debilitado y frágil se halla frente a nosotros. Cómo se agradece que el médico de turno se olvide del ordenador y te mire, te toque, te escuche, te sienta..., eso siempre, pero más cuando vas como un flan, y al doctor/a se va más o menos así, más bien más. Y ahora se trata de no perder de vista la otra actitud tan necesaria para conservar una buena vista como la de ver la lejanía y contemplar la amplitud del mar, del cielo, del bosque y de la propia calle. La primera nos lanza de lleno a la solidaridad, siempre bienvenida; la segunda nos lleva por el camino de una visión correcta a cuidar, porque con los ojos no se juega, así como no perder de vista la visión global del bosque que debido a la triste miopía se ven solo los árboles que están delante de las narices.
Y aterrizando a este momento actual podemos ver que no está el horno para bollos, porque ya tenemos inmensas dosis de miopía de un paisanaje que ve burros volando, problemas terroríficos donde nada la nada, terrores apocalípticos en palanganas de agua, a la simple regulación necesaria de la eutanasia, el 80% y más la ven bien, personajes desalmados se atreven a decir que es una máquina de matar o que se hace para ahorrar ¡santo Dios!, un simple derecho que no obliga a nadie ejercer. Lo decía ayer, impecablemente, Ramoneda: “Un derecho autoriza, no impone. Amplía el espacio de la libertad, precisamente para que cada cual pueda hacer lo que crea conveniente. Es la negación del derecho lo que deja al ciudadano sin alternativa”. Está claro, ¿verdad? Además los que estamos a favor respetamos a los que no quieren usar ese derecho. ¿Es mucho pedir ese mismo respeto para los que no pensamos como ellos?
Por lo que es de obligado cumplimiento realizar ejercicios “espirituales” y sobre todo corporales para que la vista se acostumbre a mirar de cerca, de perfil, a lo lejos..., pero nunca con los ojos cerrados o como si la Ilustración no hubiera sucedido y no hubiéramos aprendido sus grandes lecciones: “atreverse a pensar” por propia cuenta y ver lo que cada cual quiera ver, mirar y contemplar a su gusto y desde su más plena libertad.
... https://youtu.be/OgOGvXmVPm4 Tango to Cesaria Evora

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