Tienen todas las cartas consigo para que, cuando tengan edad de merecer, las cosas les salgan a pedir de boca: bien comidos, mimosamente cuidados y actitudes de generosidad del uno hacia el otro y de aceptación gustosa del otro al primero.
Lo oía esta mañana en la radio a un experto en educación y en psicología infantil: Ser queridos, estar bien alimentados e incentivados para ser siempre más, creciendo, aupándose, ayudando al que contigo va, capítulos fundamentales del desarrollo humano.
Ay, la importancia capital y decisiva de los seis primeros años. A lo largo de toda la vida hay tiempo de crecer y de aprender, es cierto, pero nunca como en esos primeros años. El neuropsiquiatra Boris Cyrulnik nos ha dicho que un niño que es incentivado por sus padres y asiste a la guardería infantil puede alcanzar a los tres años de 800 a 1000 palabras. El que entra en la Primaria y ni ha pasado por la guardería ni ha sido apoyado en el hogar posee 200 palabras. “No entenderá a la maestra y será un mal alumno. Ahí empieza la desigualdad social”.
Metido en esta historia de ir dando voz, o dejarles hablar, a las cosas de la casa, aparece en mi retina esta imagen con el chupete en un bebé y el dedo haciendo de lo mismo al que no lo tiene y, aun cuando ya no existen chupetes en casa, el recuerdo me ha acercado a aquellos de mis hijas y no se me ha olvidado el truco, mano de santo, cuando se ponían lloronas o impertinentes, con unas gotitas de leche condensada se les pasaban todos los males y volvían de nuevo al sueño profundo y deleitoso. Inés se agarraría al suyo cual lapa, pero como era y es tan buena gente, cómo no le iba a dar uno de sus dedos como chupete a Alba, que agradecía ensimismada, siempre teniendo de inmejorable referente a su hermana mayor. Creo que la suerte de ambas ha corrido la que yo he intuido en los dos bebés de la fotografía.
Una nana para cada bebé, las dos con enorme sentimiento y bonita voz:
... https://youtu.be/T2N_rQdREcs Lucrecia Nana a Jan
... https://youtu.be/cPbRouRo7KA LUNA DE AGUA, Marta Toro.
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