lunes, 13 de enero de 2020

RELOJ, MARCA BIEN LAS HORAS


Volvamos con él al lenguaje sonoro de las cosas, esta vez de la mano de Manuel Vilas, que dice esto tan sabroso: “Como tantas veces en la vida, los objetos materiales sirven para que hablemos de nosotros mismos”, frase que he subrayado del libro “Alegría”, finalista del Planeta, que estoy leyendo. Reloj, no marques las horas, canta un bolero famoso, y yo no quiero continuar, me apetece todo lo contrario para sostener que me gusta que marque bien las horas, que mida perfectamente el tiempo y que me ayude a no faltar a la cita, ni demorarme, algo que nunca me he permitido, exceptuando algún despiste monumental. Hasta tal punto que me gusta siempre llegar cinco minutos antes. Y por eso, precisamente por eso, llevo tan mal los retrasos del personal, porque a su tardanza tengo que sumar siempre los cinco minutos míos de anticipación. Hay que pensar, por respeto a los otros, que su tiempo es oro, aunque nosotros podamos malgastarlo como nos venga en gana, pero esa es nuestra responsabilidad o irresponsabilidad.
Ahora bien, los de pared tienen a mi gusto un gran inconveniente, que cuando tienes el oído muy fino te están permanentemente martillando y por eso casi agradeces un pelín tu inicial sordera porque te quitas ese sonsonete constante y monótono, del que no de liberas con facilidad,
De todas formas les agradecemos a todos ellos, fieles compañeros de fatigas, que nos vayan marcando los tiempos, de lo contrario estaríamos un tanto a la deriva, confundiendo la media mañana con el mediodía y la media tarde con su final, las horas enteras con los cuartos, aunque a decir verdad, a medida de ir entrando en años nos las marcan con excesiva prisa. Los veranos ya no se eternizan como en nuestra niñez, y las tardes, con sus siestas, nunca se acababan, como las vacaciones de Navidad, lo contrario de ahora, que los veranos se pasan como un suspiro, los días se encabalgan unos sobre otros y cuando comienza las semana creyendo que va a durar lo que una eternidad, dura lo que un relámpago fugaz y momentáneo, como definí, un ¿inspirado día?, al hayku, que ya puestos, decía así:
Haiku, relámpago
fugaz y momentáneo,
de mente en calma.
Pero quede claro, por si quedaba alguna duda, que soy más partidario de que el reloj marque bien las horas y de que no detenga su camino, aunque mi vida se apague. Ya sabes cómo se las gastan los boleros y los tangos, que hacen una tragedia inmensa en medio de una simple lágrima. Aprovechando que la vida es breve, como la va marcando de modo inflexible el reloj, de sabios es apurarla hasta el fondo lo mejor que cada cual pueda y sepa. Y dado que un año nuevo acaba de empezar, te deseo, amigo lector, entrañable amiga, lo mejor: que todas las horas, días y los 12 meses estén llenos de momentos de placer, sabiduría y compromiso. ¡Qué menos! Y como empecé con Manuel Vilas concluyo recordando unos capítulos espléndidos sobre la bicicleta que le regaló su padre y el reloj que él le compró en Nueva York. Algo más que un simple recuerdo porque vibran las emociones y cierta nostalgia coloreada con un halo poético y filosófico. “Alegría” tan recomendable como en su día dije de “Ordesa”.
... https://youtu.be/PEHGxpRoZQM J.S. Bach -Toccata & Fugue in D-minor - Stephanuskerk Hasselt. ¡Cómo irse de este mundo sin haberla oído, celebrado y degustado hasta el fondo! Dura solo 10 minutos.

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