viernes, 17 de enero de 2020

LA LAVADORA, el mejor de los inventos


La lavadora. Debería ser la niña mimada de la casa, tras recordar los días de invierno gélido viendo lavar, a mano, en el arroyo o en la artesa del corral, la ropa. Se me rompe el alma siempre que las recuerdo lavando, en la artesa al cobijo del rayo de sol y la techumbre del portalón: mi madre y mis hermanas, siempre con el aire que llevas cuando vas a lavar de la canción, y luego el mismo al tender la ropa, bien en la era, bien en la cuerda del tendedero, charlando con las vecinas, salvadas ya del frío helador. Estaban hechas de otra madera al uso de hoy, hay que reconocerlo, de una fuerza implacable frente a una naturaleza inclemente.
Por eso descansa tanto mi alma al ver, con solo poner la rueda en su punto y dar el toque de un botón, cómo da vueltas un tambor enloquecido que hará el milagro del lavado más perfecto y cómodo que los siglos, extasiados, hayan podido contemplar.
Y no puedo por menos de recordar, asimismo, con el mismo frío, en este caso en paralelo, al que voy a referir: la matanza del cerdo, en la que, quizá lo más gravoso y duro, era el lavado de las tripas en el corral, reservado para las mujeres de la casa y de alguna vecina que echaba una mano.
Por eso desde siempre, desde que la lavadora entró en las casas ha sido saludada como uno de los inventos más extraordinarios que en el mundo ha habido si hablamos de la liberación de un trabajo terriblemente durísimo. Quizá sea el electrodoméstico que más y mejor sintetiza el progreso al servicio de la mujer, porque era ella, en el 99´99% la encargada de tan gravosa tarea. Los hombres, en el mejor de los casos, colaborábamos, nos dividíamos el trabajo, etc. etc., pero nunca vi a ninguno haciendo la colada, ni en invierno, ni en verano, ni en ningún día de la semana y del mes... Por fortuna, y decencia, las cosas van cambiando y, aunque todavía es difícil llegar al 50%, que sería, en general, lo más normal y justo, ya se nos va viendo en la cocina, cocinando; por la casa, pasando la aspiradora; haciendo la cama y planchando el día que toca plancha y haciendo la compra sin que se nos caigan los anillos.
Hoy brindo por la lavadora y el inmenso regalo que ha supuesto su entrada en los hogares. La miro, escucho sus movimientos y me reconcilio con el progreso al servicio del hombre y de la mujer, sobre todo de la mujer en este caso.
Nota no tan al margen: Hoy mismo, al leer una noticia sobre los electrodomésticos, y entre ellos la lavadora, me he alegrado de que la Unión Europea quiera imponer a los fabricantes alargarles la vida. Bien, muy bien, ya que la queja es general, porque se entiende mal que tengamos que cambiar con tanta rapidez y con tan corta vida estos artilugios tan imprescindibles. Ay, los abusos del capitalismo y el mercado. Bienvenida pues la medida.
... https://youtu.be/YysqP9yCgjw Ara Malikian Symphonic. Pisando flores. Esta melodía, que levanta el ánimo, ¡y de qué manera!, para aquellas mujeres que hacían la colada en el río o en los corrales, hiciera calor o hiciera frío.

No hay comentarios: