viernes, 24 de enero de 2020

MIS CUADERNOS, ESA GRATA COMPAÑÍA


Me han acompañado toda la vida, cuadernos y libretas han sido, y lo siguen siendo, mi debilidad, y mucho más cuando me he dedicado a escribir de lleno y sin excesivos espacios de tiempo en blanco de los que ha habido en otras épocas, si bien, últimamente, digamos que los veinte años últimos, han estado sembrados en mis rincones preferidos, y cuando ya no los uso tanto por el paso al Ordenador, todo lo que he escrito en los últimos 12 años, desde que me jubilé, llevan, quizá en su honor, y también por mi edad, el nombre de: “Los Cuadernos del Otoño”, y acabo de empezar el Nº 12. Lo que vengo publicando en Facebbok y de lo que tenéis conocimiento puntual a cuantos tan amablemente os acercáis. Me gusta decir que nos manifestamos tal y como somos con un simple “buenos días”, cuando damos la mano, un beso o un abrazo, así que después de cerca de mil artículos estoy seguro de que se ven todas mis entretelas y debilidades. No importa, sino todo lo contrario.
Dicen expertos en el tema que está demostrando que el cerebro necesita emocionarse para aprender y que uno de los grandes problemas es la falta de motivación en el campo educativo, lo que nos lleva a pensar que ya no se trata de una simple opinión más, y nos alegra saberlo a ciencia cierta, porque es lo que intuíamos desde mucho tiempo atrás. Por mucho cerebro que tengamos, si no tenemos delante unos objetivos claros, no sabemos concentrarnos, estamos muy lejos del centro de interés y todo a nuestro lado es apatía, frialdad e indiferencia, ni hay manera, no cruzamos la raya ni del aprobado, el cerebro es así, se las gasta así.
Es lo que nos dirá de una o de otra forma, pero con claridad meridiana, el gran director de cine Claude Lelouch: “Siempre he pensado que el amor es mejor que la vida. Los únicos momentos en que he sido feliz se han dado cuando estaba enamorado de algo o de alguien. Los días en que un ser humano no está enamorado son días desperdiciados. Solo cuando te enamoras abandonas tu egoísmo, sales de tu yo: amas a alguien más que a ti mismo. En ese momento es cuando el ser humano se pone interesante. El ser humano al que más he amado ha sido el cine”.
Busco en mi almario, -sí, he querido decir almario, no armario- y acabo de encontrar los efectos de mi pasión hacia los cuadernos y pequeñas libretas, hacia mis diarios, a todo cuanto escribo y a todo cuanto he amado, y he encontrado esos dos principios fundamentales: que emocionarme le viene bien a mi cerebro y siento que lo agradece, y que, efectivamente, me sucede como al director de cine francés, que los momentos en que he sido más feliz se han dado cuando estaba enamorado de algo o de alguien y le he puesto emoción y pasión a los encuentros en asuntos de amor y amistad y en la otra cara de la moneda que se halla para mí preferentemente en el hecho de leer y de escribir. Está clarísimo. Paso la mirada sobre sus lomos con espirales y me entra una cierta emoción teñida de ternura, en cuanto que han sabido guardar muchos de mis mejores momentos. No podría decir, ni debería, que yo soy mis cuadernos, porque hay vida fuera de ellos, sino: Yo soy yo y mis cuadernos.

Nota no tan al margen: ¿Quieres de verdad escribir? Cómprate un cuaderno y comienza por el principio, hablando de tus cosas y de quienes viven a tu alrededor.

... https://youtu.be/CFXYVUsDTPg Mayte Martín Si tuviera que ponerle voz a estos Cuadernos, esta sería: una voz prodigiosa, a mi gusto.

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