viernes, 29 de noviembre de 2019

INMENSA VERGÜENZA


Lo de esta gente no tiene perdón de Dios, y que me perdonen todos y todas que han tenido a bien darles su voto, sin pensárselo dos veces, lo que ya es delito, porque las cosas serías e importantes, hay que pensárselas con detenimiento, concentración y dejando aflorar lo mejor de uno mismo.
Porque cómo no va a ser delito, al menos para los que creemos un poco en lo de ser ciudadanos del mundo y sentirlo así, pensar que somos los dueños del país donde vivimos porque el azar, simple azar, lo quiso así, y poner muros altos con concertinas que hacen sangrar a quienes quieren pasar de la guerra, la violencia y el hambre a una tierra más risueña. Decir quiénes son españoles de verdad, que primero nosotros, que nos roban, que son bárbaros y salvajes, forasteros, y cometen toda clase de desmanes, cuando está demostrado que nada en comparación con los de dentro. Ahí están los datos de la policía para quien quiera verlo y contrastarlo. Y cómo no va a ser delito no reconocer que los necesitamos y que en ello nos va el futuro.
Cómo es posible ir a provocar a un acto contra la violencia de género, no sumarse al silencio como homenaje, cuando alguien ha asesinado a la que fuera su mujer delante de sus hijos, negar lo evidente o echar tierra de por medio o mentir con las cifras, cuando van ya 1028 mujeres asesinadas en menos de veinte años, y 52 este mismo año, o no mirarle a la cara a una víctima cuando te interpela.
Cómo no temblar de horror cuando no se acepta, a estas alturas del siglo, la homosexualidad, que no es una enfermedad, sino una opción más de vivir el amor y el sexo en libertad y al gusto e idiosincrasia de cada cual.
Cómo no estar abiertamente en contra de quienes quieren llevarnos de nuevo a la Edad Media, a los tiempos del Cid, la Reconquista, por no decir el paleolítico e intentar resucitar a Franco, lo que nos lleva a pensar que Franco no ha muerto, ¡qué horror!
Ante estos hechos, mensajes y gesticulaciones de otra época que nos escandalizan, por fortuna, es urgente fomentar la virtud de la vergüenza. Nos da mucha vergüenza, una vergüenza ajena infinita, sin ambages, pero con mucho dolor, porque son conciudadanos nuestros, gente que hasta hace dos días se paseaba a nuestro lado, tomábamos café y entablábamos conversación amigable y ahora es imposible hablar dos palabras seguidas porque se te corta el aliento y se te congela la respiración. Y cuando digo ay, quiero decir ay, y cuando señalo con el dedo no miren al dedo, por favor, ni para otro lado. Otro día, si toca apuntar a otro lado, lo hacemos, sin miramiento. Me he puesto en la piel de la víctima de la violencia machista, Nadia Otmani, y la aplaudo, pero la actitud de Ortega Smith me repugna y me avergüenza como ser humano.
... https://youtu.be/N5z3ZO0QfFE Salut d'Amour (Edward Elgar) - Esther Abrami. Nada mejor que esta música para purificar el ambiente.

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