sábado, 26 de octubre de 2019

EL VIAJE DE LA MADERA


Comienza la estupenda antología de Ignacio Abella, titulada “La poesía de los árboles”, con un poema fascinante del poeta argelino, Amid Tibouchi, con este título, “Cuando la puerta se acuerda”, que ya es todo un hallazgo para que trabaje la imaginación a rienda suelta. Lee despacio, por favor, que entras en lugar privilegiado y virgen:
“Cuando la puerta se acuerda / cuando la mesa se acuerda / cuando la silla el armario el aparador la ventana se acuerdan / cuando se acuerdan intensamente / de sus raíces / de sus savias / de sus hojas / de sus ramas / de todo lo que en ellos habitaba / de los nidos y las canciones / de las ardillas y los monos / de la nieve y el viento / un escalofrío recorre la casa / que vuelve a ser bosque / entonces tan solo escucho correr la fuente / y un fuego arde a mi alrededor / para calentar mi noche helada / de viajero extraviado”.
Uno se queda paralizado ante tamaña imaginación, honda sensibilidad y una enorme fuerza poética y debe volver una y otra vez para navegar a solas, alentado por este gran poeta, capaz de dar vida de ese modo a la madera, a las cosas inanimadas con tanta alma por dentro y en lo más profundo, que es donde se halla siempre el alma, lejos del ruido y las apariencias.
Y te sientes impulsado al contemplar cualquier mueble de la casa: la mesa, las sillas, una cuchara de palo, la estantería, el suelo de parquet, los marcos de muchos cuadros, de madera y solo madera..., a hacer el viaje a su infancia, a sus raíces, el camino que ha recorrido la madera desde su nacimiento y estancia libre y plácida en el bosque..., y ahora están ahí como una sombra alargada y cálida, haciéndote compañía, quienes regalaban de forma gratuita y generosa vida sana y fresca al planeta, refugio a las ardillas y a los pájaros que afinaban sus cantos de rama en rama y pareciera que eran los árboles los cantores del bosque.
Y la imaginación convierte de nuevo la estancia, en la que ahora duermen, en un escalofrío que recorre toda la casa hecha bosque. Y no sabes ya si es la casa bosque o río o árbol solitario o monte alto muy poblado... o es tu cerebro enloquecido, sanamente, -“ahí va la loca” decían los paisanos de Rosalía de Castro: ¡y qué loca, que llegó, donde nadie de ellos llegó, tan alto!- haciendo cabriolas en la memoria y la imaginación que se ha puesto en pie, movida por los aires de un poeta africano.
Nota no tan al margen: “En cada matorral, en la corteza agrietada de los árboles, en la tierra que cavan los himenópteros, la vida se agita y se hace oír como una de las mil voces que envía la naturaleza al alma piadosa y sensible del hombre”. Humboldt, científico, explorador y gran humanista alemán. Este año se celebra el 250 aniversario de su nacimiento.
https://youtu.be/rnW_Nhpt7no Anne Akiko Meyers, Liebesleid. Seguro que te gustará.

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