El paraguas está hecho para dos. Eso me parece a mí y el que lo diseñó para uno, mal diseñador fue, es y será.
En su día, que fueron tres, le presté atención, en dos, por el esclarecedor significado antitético: en una imagen se veía a una pareja en la que el caballero llevaba el paraguas con el que se resguardaba de la lluvia perfectamente bien, dejando a su compañera a merced de la lluvia copiosa y racheada; en perfecto contraste con una viñeta en la que se advertía la separación, hasta física, y el enfado de una pareja de ancianos que miraban airados para lados opuestos, lo que no obstaba para que el caballero le pusiera totalmente el paraguas del lado de la señora, su mujer, a buen seguro. Contenía este pie de foto: “Que estés enfadado con alguien no significa que dejes de quererlo”. Pues claro.
La tercera imagen que me inspiró para otro artículo es la que he vuelto a traer, hoy aquí, por su fascinante hermosura y significación que refleja una sugerente personificación. Dos paraguas, en este caso, en perfecto romance de amor y amistad. ¡Y sin decirse nada se dicen tanto! ¿Dos paraguas, nada más? Más bien dos enamorados que desprenden generosidad y fortaleza en el dar, él, y una inmensa ternura, dejándose querer mientras se une, se cobija a su sombra y se entrega y lo da todo, ella. “El banco de los enamorados”, lo titulé. Dos paraguas que quisieran ser uno solamente.
Unos y otros me llevan a un recuerdo de juventud en el que el paraguas era el protagonista y, desde entonces, pienso que todo paraguas debería ser diseñado para dos.
... Éramos solo amigos, pero muy amigos, y yo, no sé si solo yo, quería algo más que amistad, paseábamos juntos sin tocarnos lo más mínimo, pero como amenazaba lluvia y ella, buena previsora había cogido el paraguas de casa, cuando se puso a llover, lluvia y paraguas, hicieron el resto: que yo cogiera de la mano izquierda su paraguas y con la derecha pusiera mano y parte del brazo sobre su cuello para cobijarnos mejor. Dejamos de hablar durante un buen rato, quizá para sentir, tal vez los dos a la vez, con mayor hondura lo que nos rondaba por dentro... Ya no recuerdo más, pero aquel momento quedó grabado para siempre en la recámara de la memoria. Y agradecí al paraguas la suavidad al tacto de la piel y el pelo de aquella gran amiga, hasta entonces solo del alma.
... youtu.be/7FdDLvED_4E. Lola Astanova - Fantaisie Impromptu Chopin
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