Le he robado el título de las entrevistas estupendas que hace en “El Intermedio” de la Sexta, Sandrá Sabatés, no creo que le parezca mal, le diría que soy un fiel seguidor del programa, que nunca me pierdo, y estaría encantada. Me da que es muy buena gente y su frescura, cercanía y buena hechura en las preguntas con sus entrevistadas me tiene subyugado y dentro de sus bolsillos. Melissa Salguero, Miami, Estados Unidos, 1985) encaja a la perfección en su lista de “Mujer tenía que ser”.
Porque está escribiendo con su propia vida una historia de superación y constancia.
Porque con pocos años, 34, esta maestra de música, ha ganado un gran premio: El Music Educator de los Grammy, 2018, “por fomentar entre sus estudiantes la creatividad, la curiosidad, el trabajo duro y la ética a través del poder de la música”.
Y no tuvo una infancia fácil: “Ser disléxica ha sido muy complicado para mí. De pequeña no tenía confianza en mí misma y era muy tímida. Tuve que luchar para lograr leer, escribir… Aprendí entonces que tener éxito no es alcanzar la meta, sino dar lo mejor de uno mismo. Por eso les dijo a los chicos que no hay que desanimarse cuando no se consigue algo”.
Es muy duro que te digan tantas veces que no. Siempre es duro, hasta que se abre alguna puerta y, efectivamente, en 2010 la contrataron en una escuela del Bronx de Nueva York, en donde no había ni instrumentos, ni dinero para un proyecto musical, hasta que logró fondos y formó una orquesta, en un barrio duro y violento, de absentismo escolar, drogas, disparos, asma y pobreza, lo que tiene un valor mayor. Y comienza su labor con la creencia firme de que “la educación musical no es solo educar tu cerebro, sino también tu cuerpo y tu alma”, dice esta joven maestra, con una consigna muy precisa y clara: “Trabaja duro, sueña a lo grande y no te rindas” y un objetivo estimulante: “No es tanto que aprendan a tocar, como que adquieran confianza en sí mismos en un ambiente poco proclive a tener metas para salir de ese gueto”.
Porque siendo la vida como es, tantas veces dura y trágica, un mal día, reseña la cronista, Elisa Silió, unos ladrones robaron todos los instrumentos y Salguero se derrumbó, pero sus alumnos la animaron con poemas y se propusieron volver a levantar desde cero la orquesta y a través de las redes lograron recaudar 200.000 dólares, lo justo para comprar nuevos instrumentos.
... Hace unas semanas, ante la foto de un árbol derribado y renacido comenzaba así mi artículo, quizá lo recuerdes:
... Y PARECÍA IMPOSIBLE
Parecía que todo estaba perdido: tronchado, caído y derrotado. Nadie daba ni un solo céntimo por su vida, porque no era más que pasto de las llamas o para que hicieran hileras las hormigas mientras iba perdiendo todo su verdor, su fuerza y su impulso hacia lo alto. Y no se necesitó más que volviera de nuevo la primavera generosa en lluvias, un simple empujón a tiempo cuando más hundido estabas, para que te levantaras y comenzaran a brotar los primeros brotes, la más ligera ilusión y una leve esperanza de que aún no todo estaba perdido y el milagro de la vida, renaciendo de sus cenizas, hiciera el resto: todo un árbol con la fuerza de sus nuevas ramas como troncos erguidos hacia el cielo y una vida por delante haciendo de las suyas, levantándose, aupando a los otros, compartiendo, celebrando la alegría de vivir.
Como Melissa Salguero que sigue y sigue, y que no hubiera llegado a donde ha llegado si esta historia no fuera una historia extraordinaria de superación y constancia. Está claro, a mi entender: “Mujer tenía que ser”, y de qué modo y manera nos reconcilia con lo mejor de la especie. Enhorabuena.
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