sábado, 25 de mayo de 2019

LUCES EN LA NOCHE


Algo así. Sucede si cuando lees la prensa o acudes al acontecimiento del vivir cotidiano con los ojos abiertos, o si vas de caza, que no es mi caso, vas a lo que vas, concentrado, buscando algo para tu mochila particular..., sueles encontrar la pieza buscada, una buena historia, una luz entre la niebla, algo que te reconcilie con las cosas buenas que te salen al camino y te animen a seguir sembrando, una de las más bellas tareas desde que el mundo es mundo y el hombre bajó de los árboles para hacerse agricultor.
Esta mañana, leyendo la prensa, me han salido dos historias al encuentro, en las que me he detenido, me han sonreído y me han hecho un pelín mejor.
Primera: José Vicente Granados, alcalde actual de un pueblecito de Cáceres, Pescueza, fue cura, antes de ser alcalde, porque perdió la vocación, según dice él, y ganó otra no menor ni menos rica, digo yo, si hablamos de tejas abajo, que al final y acaso al principio, siguiendo nada menos que el consejo bíblico, es lo que importa. Y tras colgar la sotana se fue a su pueblo y se metió en política, con un principio muy querido y clave en le gestión de lo público que tiene la misma alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena (en estos días no me canso de decir que tengo envidia de los madrileños porque ellos pueden votar nada menos que a Carmena y a Gabilondo). Y empezó a organizar un “Festivalito”, primero acudieron 1.000 y poco después hasta 10.000, un evento cultural en donde se mezcla la música, el teatro, un taller de dulces típicos con los mayores del pueblo, la plantación de árboles... No dejaron que los viejos, en un pueblo de viejos, se marcharan a las residencias de la capital, convirtiendo el pueblo en una residencia mejor, adaptando las casas y las calles para ellos. Existe una Asociación de Amigos de Pescueza, un Centro con 24 plazas de día y 4 de noche. La mayoría paga 250 euros por estancia, que incluye cuatro comidas, ducha, lavandería, talleres... y también un servicio de comida a domicilio. “Está todo muy bien, dicen, Petra, de 83 años, y Alicia de 85, pero queremos más”. Todos queremos siempre más cuando las cosas van bien. Y en estas están. El alcalde ya no se presenta a las próximas elecciones, pero no importa, porque las cosas ya ruedan, no solas, sino de las manos de otros responsables de la cosa pública que están siguiendo sus huellas. En definitiva: Una lección luminosa para días de niebla y atascos de todo tipo en túneles sombríos.
Segunda: Lleva nombre de mujer, Siri Hustvedt, y le acaban de conceder el Premio de las Letras Princesa de Asturias. Es de Minnesota, tiene 64 años, está casada con el escritor Paul Auster, para más señas, es alta y delgada, más de un metro ochenta, y elegante, con ciertos aires nórdicos, pero sobresale en ella el afirmar esto tan bello y hondo: “Necesitamos el feminismo porque la historia no ha terminado y porque es una forma muy profunda de humanismo”, naturalmente, añado yo, y que me ha ganado a su causa, porque en sus novelas, como en sus ensayos, mezcla desde reflexiones sobre el proceso creativo y la crítica literaria, hasta apuntes científicos sobre psiquiatría y neurobiología, todo ello de mi gusto particular Y dado que no la conocía hasta ahora, me haré en breve con su última novela “Recuerdos del futuro”, que ya el solo título me parece un gran hallazgo, en donde parece reivindicar a grandes mujeres creadoras que han vivido a la sombra de sus parejas sin ser reconocidas, ni mucho, ni poco, ni nada, la historia negra de siempre, y luego van algunos y algunas, qué triste, que no quieren que seamos feministas. ¡Ya les vale!
Tenía solo 13 años cuando se aficionó a la lectura de los clásicos y cuando decidió que no haría otra cosa que escribir. Su primer amor literario fueron los poemas de Emily Dickinson, pero el estallido mayor fue la novela más personal de Dickens, “David Copperfield”, en la que el escritor se escribía a sí mismo, como dice ella que hace. En la actualidad hay dos hombres que más le obsesionan, para bien y para mal: Charles Dickens sobre el que versó su tesis doctoral y “Donald Trump, un psicópata, en términos médicos. El problema es que millones de personas le votan”, ha afirmado el día que le anunciaron la concesión del Premio Princesa de Asturias. Ya digo: Luces en la noche.

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