viernes, 31 de mayo de 2019

GRAN LECCIÓN


Hace días nos daba los buenos días nuestra amiga común, Esther Camino, con estas viñetas, en este nuevo mundo de Facebook, y le contesté que son una preciosidad y una bonita lección. Pero hay que detenerse, para qué las prisas, si no salimos del mismo pozo que nos hunde más y más cuando nos precipitamos sin rumbo y a lo loco. Para qué añadir diez toneladas más de información si el cerebro no es capaz de retener tanto y menos si es basura que huele muy mal y pesa demasiado.
Va dispuesta a todo y muy resuelta, aunque no sabemos bien lo que vendrá después y cómo terminará la historia. Porqué qué feo es adelantarse antes de tiempo y más ir deglutiendo esa frase criminal de “Piensa mal y acertarás”, tan cerril y negativa. No tenemos derecho a pensar mal de esa niña que lleva la escalera. ¿Le dará una zurra al gato que se ha creído pájaro? Nadie te da derecho a pensar así. ¿No crees que puedes equivocarte?, y si ya lo has pensado has errado de pies a cabeza, mal que te pese. En contra, la duda es sabia, piénsalo alguna vez y llevarás lucidez a tu cerebro. Nunca dudes de la sabiduría que encierra la duda. Te lo diré con el padre de la filosofía occidental, Aristóteles: “La duda es el principio de la sabiduría” y sabía mejor que nadie lo que decía. Más aún, Descartes, otro padre de la filosofía moderna, desde la duda llegó a descubrir el gran aserto filosófico. “Pienso luego existo”. Y el gran poeta y dramaturgo, Bertolt Brecht, así comienza su espléndida Oda a la duda: “Loada sea la duda”. Y sigue: “Pero la más hermosa de todas las dudas / es cuando los débiles y desalentados levantan su cabeza / y dejan de creer / en la fuerza de sus opresores”. Ya lo ves.
Iba decidida, no sabemos el fondo más profundo de su decisión, insisto, ¿iba enfadada y dispuesta a castigar? ¿O iba motivada por la envidia de las alturas?, lo ignoramos, pero sí constatamos que una vez que se ha subido a la rama del árbol se ha olvidado de recriminar nada si es que llevaba bien mascado en la mente censurar y castigar, que no está claro, pero con el paisaje que desde arriba se divisa le ha dado tanta envidia de lo que estaba disfrutando el gato desde las alturas, o la gata, porque tampoco sabemos quién es quién, que se ha sentado, como entrañables colegas, a disfrutar de la vida desde las alturas y gozar de la hermosa visión como gran regalo para la vista: El horizonte en sus manos. Y se abrazan, para ver más y mejor, para seguir siendo buenas amigas y poder bajar cuando sea preciso agarradas la una a la otra, fundidas y hermanadas, dejando los posibles castigos encerrados con siete llaves, impulsadas felizmente por los valores de la amistad, de las alturas y del disfrute en compañía.

No hay comentarios: