lunes, 22 de abril de 2019

... PERO HAY QUE IR A VOTAR


Sí, ya sé que estamos hartos, que nos tienen hasta el moño, que después del paro lo que más preocupa a los españoles es la situación penosa de los partidos políticos, lo sé, pero sé también que las cosas importantes de la vida, y una de ellas es la política, en cuanto gobierno y gestión de la cosa pública, no se debe dejar en manos de los mediocres y que. todos, sin excepción, no debemos lavarnos las manos, pasar de largo, mirar para otro lado y quedarnos tan frescos diciendo que pasamos, que todos son lo mismo, porque esto último es falso, no es verdad, los hay menos malos, malos y muy malos, y algunos pocos hasta muy buenos, y siendo inteligentes la cuestión de elegir no es tan difícil. Somos muchos los que elegimos ya, sin estar ilusionados, ni muy motivados, ni muy encandilados por un partido determinado, al menos malo. Y es suficiente. Menos da una piedra y esto es lo que hay, pero no me hagas votar como un cenizo, o teniendo que tapar la nariz, porque los hay de la rama del insulto incompresible, la crispación y el cinismo más descarados. Entre la moderación y la crispación hay un abismo que salta a la vista y a la vista está, otra cosa que nos pongamos vendas de gran grosor para no ver. Ha habido temporadas largas que cada mañana nos desayunábamos con un escándalo, ¿han desaparecido del todo?, tal vez no, y sigue la manía siniestra de no decir nada subiéndose a las ramas con ínfulas apocalípticas que nos llevan al hartazgo, con descalificaciones muy graves, barbaridades al por mayor y necedades sin cuento, que nos avergüenzan a muchos, y quienes predican día y noche transparencia sin límites no son nada transparentes y en lugar de hacer propuestas de interés para la ciudadanía en los debates y en los mítines, arremeten con furor hacia el adversario como si fuera un enemigo a destruir. Datos que alumbran y si uno quiere transitar por el camino de la decencia, la tolerancia y la responsabilidad tiene donde rechazar y elegir. Y quién está más a favor de las libertades, los derechos sociales... Lo dicho: entre lo menos malo, lo malo y lo peor la opción es clara.
Muchos no se tomaron en serio el día de votar el Brexit -orquestado con una inmensa mentira- y al día siguiente se llevaron las manos a la cabeza, mientras continúa el descalabro y un parlamento a la deriva. Si los estadounidenses se hubieran tomado más en serio las últimas elecciones no hubiera salido de presidente un esperpento de hombre y uno de los personajes más estrafalarios y siniestros de la historia de las democracias.
Puede que estemos a tiempo, estamos a tiempo, y lograr que con nuestro voto las cosas no vayan a peor, y pueden ir a mucho peor. Ese es el drama. Pero, no lo dudes, yo no lo dudo, hay momentos de una claridad meridiana para armarse de valor y responsabilidad. Ya no podemos permitirnos el lujo de hacernos más pajas mentales haciendo elucubraciones de salón y mirando para otro lado. Podemos, como siempre, hacer lo que queramos..., pero hay que ir a votar, porque esta vez no es que venga el adversario, puede llegar, ufano, el que considera enemigo al adversario. Y esas son palabras mayores, porque alteran, quebrantan y ponen en peligro la misma democracia.
Y fíjate, otras veces parece que estaba más difícil lo de a quién, o me lo parece a mí, porque esta vez está más claro que el agua clara. Tú mismo, tú misma. Pero no olvides el final del artículo de esta mañana de mi admirado Josep Ramoneda: “El retorno al pasado difícilmente conduce al futuro”. Y esta frase reciente de la gran Almudena Grandes: “Ojalá el 28 de abril sea otro 8 de marzo, que las mujeres salgamos en masa, esta vez con el voto en la mano”. Sí, las mujeres y los hombres.

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