Quizá se debió a que era mal estudiante más que a la deficiente explicación de mis profesores por lo que no entendí a Kant y su filosofía. Quizá. Nunca se sabrá. Porque ahora, 60 años después entiendo a la perfección algunos principios incontestables y de una inteligibilidad asombrosa. ¡Cómo y por qué razones misteriosas, o no tanto, nos ocultaron lo que era y es tan asequible y transparente! Veamos:
- Siempre defendió la libertad de pensamiento y nos trasmitió que el lema de la Ilustración, que hizo suyo, era “sapere aude” -atrévete a pensar por ti mismo, atrévete a saber-. El pensamiento como derecho inalienable, como acicate y como proyecto de un vivir de acuerdo con lo mejor de uno mismo enlazando con lo mejor de los maestros del bien hacer y el buen obrar que nos han precedido. Y veamos cómo se explicaba el filósofo al que no había forma de entender: «Ilustración significa el abandono por parte del hombre de una minoría de edad cuyo responsable es él mismo. Esta minoría de edad significa la incapacidad para servirse de su entendimiento sin verse guiado por algún otro. Uno mismo es el culpable de dicha minoría de edad cuando su causa no reside en la falta de entendimiento, sino en la falta de resolución y valor para servirse del suyo propio sin la guía del de algún otro. Sapere aude! ¡Ten valor para servirte de tu propio entendimiento! Tal es el lema de la Ilustración». La frase fue acuñada por Horacio en el siglo I a. C. Saber siempre más, pensar por ti mismo. No es tan difícil, ¿verdad? ¿Por qué demonios nos ocultarían mensaje tan claro, preclaro e imprescindible?
- Sostuvo que nuestro planeta es redondo para que no nos dispersemos hasta el infinito y nos soportemos mutuamente. Sabía de nuestra capacidad extraordinaria y bien probada para enderezar nuestros despistes y estar donde debemos estar a tiempo y en el espacio adecuado y solventar la dificultad de convivir en armonía y en paz, que arrastramos desde el paleolítico y del relato bíblico de Caín y Abel. O aprendemos a sobrellevarnos o nos degollamos los unos a los otros, no hay otra alternativa.
- “Nadie tiene originariamente más derecho que otro a estar en un determinado lugar de la tierra”. ¡Qué actual! Algo tan evidente que por muchas fronteras y muros que queramos levantar, el derecho a ocupar la tierra está por encima de todos los demás. La soflamas de nosotros primero y los extranjeros a sus países no deja de ser una soberana estupidez egoísta, de tamaña magnitud, porque nadie es extranjero en su casa, en este mundo que pertenece a todos, nos pongamos como nos pongamos aquellos que tenemos la sartén por el mango. Derecho de conquista, qué gracia, qué risa, qué falta de ética. Baste recordar El Pacto de París de 1928, los posteriores Juicios de Nuremberg en 1945, la Carta de las Naciones Unidas, y el papel de la ONU en la descolonización que “contribuyeron decisivamente al desmantelamiento progresivo del derecho de conquista”.
- Atrévete a pensar...
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