viernes, 19 de octubre de 2018

APENAS NADA, Y SIN EMBARGO TANTO


Ya lo ves, apenas nada, quizá solo resista con la mano así un instante, y con seguridad, el frío, que se ha quedado para siempre, se ha instalado hasta los huesos y hasta el alma. Quizás los transeúntes, que siempre van a lo suyo, se estén mondando de risa, pero es tanto lo que esa mano significa para el que duerme en el suelo muerto de lluvia y frío...
Así en la vida de cada cual: un pequeño detalle (solo prestar atención, sin ninguna prisa, a quien da la sensación de estar muy solo, muy sola), unos “buenos días” llenos de afecto (esos que te ayudan a comenzar con buen pie la mañana), un gesto inusual cargado de empatía (no te lo pidió, pero le acompañaste hasta llegar a su casa y percibiste que le habías alegrado la tarde), un insignificante acto de rebeldía (algo así como el de de Rosa Parks cuando ocupó unos de los asientos destinados solo para blancos), una mirada de complicidad (¿quién no recuerda una mutua mirada fugaz seguida de una leve sonrisa que se quedó para siempre haciendo cosquillas a la mejor fantasía erótica? y tantas cosas que salen sin querer cuando estas brotan del buen corazón de la gente buena, no son más que eso: pequeñeces, pero aun así, no caen nunca en el vacío y terminan siendo una enormidad que cambian el rumbo de las cosas y la esencia más honda del buen vivir, y hasta si nos ponemos finos, mejoran la marcha del universo, como lo mejoran unas flores del desierto o del bosque más profundo aunque no sean vistas por nadie.
Lo pequeño es hermoso, se nos dijo, con mucho acierto, y mucho más que hermoso: lo más grande en muchas de las situaciones más significativas de la vida entre los humanos.
Esto es lo que dice Schumacher, famoso economista germano-británico, en su famosa obra titulada, precisamente, “Lo pequeño es hermoso”.
Os dejo en buenas manos:
“En la acción, las pequeñas unidades autónomas funcionan mejor, pero en el mundo de las ideas, cuanto mayor sea el pensamiento de la ecología mejor, sobre todo alrededor. No hay una talla única para toda la solución, sin embargo, los modernos han hecho una idolatría del gigantismo. Por ello es de vital importancia insistir en las virtudes de la pequeñez. La idolatría del gigantismo que ha causado el transporte masivo y la comunicación... Las personas sólo pueden ser ellos mismos en pequeñas unidades. La economía debe aprender a desarrollar las estructuras que se pueden tratar con una gran cantidad de unidades semiautónomas pequeñas”.
Volvamos a la imagen: ¿Quién no es capaz de tener un gesto de humanidad con uno de sus semejantes si es consciente de que esa minúscula acción puede llevarle un tiempo precioso de eternidad? Lo pequeño es hermoso, y si además es un gesto humano es mucho más que hermoso, porque nos reconcilia con lo más hermoso de la humanidad a ras de tierra, que es cuando es más humana. Eso: apenas nada y sin embargo tanto.
Nota no tan al margen:
“Uno se cree / Que las mató / El tiempo y la ausencia / Pero su tren / Vendió boleto / De ida y vuelta...” de Joan Manuel Serrat. Aquellas pequeñas cosas:
https://youtu.be/YfKfBn3AdcI

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