martes, 29 de mayo de 2018

AMO LAS MARIPOSAS...


... lo que parecía absolutamente imposible: modificar el pasado, una simple mariposa nos enseña cómo este tipo de milagros es posible.
Amo las mariposas..., además de una bella elección, no estaría mal para un lema de vida, porque ellas nos enseñan con su biografía que todo cambia y se transforma, algo que muchos no acaban de entender y se agarran como lapas a las piedras, hasta del paleolítico si fuera necesario, a pesar de que delante de sus ojos brille la luz del sol de forma diferente día tras día, porque no hay un día igual ni la luz de hoy idéntica a la de ayer; el que la mira y el que disfruta de ella es radicalmente diferente como diferentes son los sueños que están constantemente modificándose a medida de caminar y enfrentarse con diez mil rotondas, nuevos-viejos-nuevos caminos, nuevos olores, sonidos y paisajes que entran por los sentidos que se van enriqueciendo y llenando sus depósitos sin fondo.
En entregas anteriores hacía referencia a la feliz idea de que arrepentirse de algo es modificar el pasado, que parecería el colmo de los colmos e imposible para los mismos dioses, pero que, quizá por no serlo, los mortales tengamos esa facultad, y así poder rehacer la biografía mal herida o peor diseñada y realizada y renacer de todos los abismos posibles.
Y así como las mariposas brotan hermosas de lo que fue, en su primera etapa de vida, fealdad y algo viscoso y repelente para los sentidos, de similar manera en la vida de los humanos podemos asistir al milagro de resurgir refulgentes de entre las cenizas, la miseria y los más bajos fondos, lo que nos muestra de dónde venimos, hasta dónde podemos llegar y la capacidad de ser los más hermosos y decentes, hoy, en comparación con la fealdad y algún toque de indecencia que nos marcó algunos momentos o largas temporadas de etapas pasadas.
En la larga vida de la mayoría de los mortales hay, como en la botica, de todo, lo que nos hace andar por la vida en humildad, envidiable y fantástica virtud, no hay nada más falso y repugnante que lo fatuo y lo petulante, y a la vez con la satisfacción de la más alta autoestima, que no todo salió mal ni todo lo hicimos rematadamente a trompicones, no todo, ni mucho menos.
Y no olvidar el pensamiento de Lao-Tse: “Aquello que para la oruga se llama fin del mundo, para el resto del mundo se llama mariposa”. Buena mañana y mejor noche.

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