domingo, 11 de febrero de 2018

PIES HABLANDO SIN DECIR UNA PALABRA


... enlazan las palabras que siguen con el comentario de las ventanas cerradas. Ellas nos abrían la mente para pensar historias tras ellas, al igual que estos pies. Solo hace falta poner en marcha la fantasía o la imaginación para adivinar qué se esconde en esta imagen que nos enseña tan poco y, a la vez, tanto.

Esos pies, como el rostro, las manos y la voz, pueden llevarnos en volandas y sin mucho esfuerzo a mundos espléndidos y situaciones sugerentes, dignos de ser conocidos y amados.
Hay, o puede haber una familia al completo detrás de esos pies o un grupo de amigos que se están riendo, tres, a carcajada batiente, y el otro, gozoso de estar acompañando a su amos e imitarles en todo que le produce la mayor de las satisfacciones. Así son los perros.
Desde la cabeza en el suelo ¿qué estarán viendo?, seguro que el azul del cielo, como si fuera la primera vez, o pasar silenciosas y pausadamente las nubes, sin prisa alguna, lo que tonifica y relaja, y ver en general de otra forma muy distinta las cosas, el mundo al revés, que tiene su encanto, otro encanto, la cabeza pegada al suelo dando otra dimensión a la propia vida y no tanto asida a las nubes, la pura fantasía, el mundo de las apariencias en un viaje peligroso en globo y en una burbuja aislados del resto de la gente sencilla de a pie. (¡Cuántos de nuestros políticos no tocan suelo y viven permanentemente en una nube de mentira y cinismo! Hacen daño y sacan lo peor de nosotros. Y me refiero a ellos porque nos los meten todos los días hasta en la sopa)
Han dejado la ropa al lado y de un momento a otro dejarán aparcados los pensamientos para lanzarse al agua más cercana, que puede ser el río en el que todavía es posible el baño o el mar, o el simple y gozoso alegrar la mañana dando movimiento a los pies en perfecta simbiosis con las manos para mantener el tipo sobre las aguas. Y quien no se perderá ni un detalle, con toda seguridad, es el perro que, estando más abajo en el escalafón, estará pendiente de todos, siguiéndolos a donde quieran que vayan. Son así.
Volverán, porque les gustó esa postura para ver la vida pasar desde otro punto de vista, de abajo arriba, tan necesario y saludable, y a ras del suelo, tan pegado a lo real y de andar por la vida desde la sencillez descalza y poder decirle así a las claras algo al cielo y a las nubes que pasan por él o a los fantasmas que quieren ocupar la calle como si fuera solo suya.
En cualquier caso esto no ha sido más que una provocación, un estímulo, un calentamiento para que cada cual le ponga palabras, un poema o un relato, a estos pies que ya han empezado a decirnos cosas y solo necesitamos tirar del hilo.
... y me quedo en silencio, oyendo el murmullo de eso pies callados que tanto dicen.

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