domingo, 29 de octubre de 2017

Y SIN EMBARGO...



Estoy leyendo la novela, de tono autobiográfico, de Marta Sanz, “Clavícula”, y doy un parón ante una cita que me ha llamado, de modo muy especial, la atención, ya seguiré con Marta Sanz, porque me ha enganchado. La cita va sobre otra novela gemela, en cierto sentido, que se titula: “Sarinagara”.
Y sin embargo... es lo que significa la palabra japonesa “SARINAGARA”, título de la obra del francés Philippe Forest. Todas las cosas avanzan inexorablemente hacia el olvido, y sin embargo... El enigma de la palabra “sarinagara” es el centro de esta novela que une tres historias: la de Kobayashi Issa (1763-1827), el último de los grandes maestros del arte del haiku,
la de Natsume Sôseki (1867-1916), inventor de la novela japonesa moderna, y la de Yamahata Yosuke (1917-1966), el primero en fotografiar a las víctimas y las ruinas de Nagasaki tras la explosión de la bomba atómica. Estas tres historias conforman la materia de esta novela escrita tras la muerte de su hija de cuatro años. Forest confirma en esta obra su lucha contra la banalización del dolor y su compromiso con la literatura concebida como resistencia al olvido.
¿Por qué se ha fijado en el famoso poeta japonés Kobayashi Issa? El poeta ve morir a su madre. Ve morir a sus tres hijos. Ve morir a su esposa. Tiene otra hija con una segunda mujer, pero después de algunos años la niña también fallece. Ante tanta tragedia comenta lo siguiente: “La poesía es una expresión del perpetuo desastre del tiempo, la destrucción de la vida a la que sólo sobrevive el infinito deseo. La poesía no ofrece memoria, sino sólo paz. Paz, olvido y la nada misma. Porque todo es nada”. Y escribe este haiku:
Sólo rocío
es el mundo, rocío,
y sin embargo...;
Aquí quería llegar, ya tendré tiempo de volver a Marta Sanz y al mismo Philippe Forest.
Yo que soy tan amigo de ventanas abiertas y puertas a la calle, el jardín y la vida misma, ese “y sin embargo...” me parece un lema de vida al que agarrarse como a un clavo ardiendo cuando las cosas vienen en exceso torcidas;
porque te puede pesar tanto la vida que piensas en la única salida posible: la puerta de atrás... y sin embargo...;
porque muchas veces para algunos es como si ya no hubiera esperanza alguna a la que asirse... y sin embargo...;
porque qué más me puede pasar después de la muerte de la mayor parte de mi familia... y sin embargo...;
porque después de la casa derruida y abrasada, el negocio por los suelos, todos los míos y yo mismo en paro... y sin embargo...;
porque casi todos tenemos larga lista de negrura y sombras alargadas para contar hasta la desesperación... y sin embargo...;
Nada como la fuerza de las palabras. Ahí está para dar fe de ello: “SARINAGARA”, y sin embargo... el último verso del poeta japonés, siempre una ventana abierta, una puerta, un camino, una esperanza.
A pesar del dolor físico, psíquico e imaginario, la autora de “Clavícula” se agarra a la vida desde la inteligencia, los afectos, la capacidad de traspasar los miedos, la fragilidad y el humor como buena vía de escape, es decir: y sin embargo... Y sin embargo está logrando una gran carrera literaria y un puesto importante en la literatura actual.

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