domingo, 1 de octubre de 2017

TERNURA Y PASIÓN EN PERFECTO MARIDAJE


Será difícil encontrar una imagen más apasionada por parte de él y más tierna y serena por parte de ella, pero es seguro que para ello han necesitado toda esa montaña de años que tienen entre los dos, y habrá habido en sus largas vidas, como en todo hijo de buena madre, días de vacas gordas y noches de vacas flacas, momentos de esplendor y de quebrantos, porque de esta materia están hechos los sueños y los agobios de los días, los meses y los años. Y cómo no, en vidas tan largas y espaciosas, encontrar infidelidades de pensamiento, obra y omisión en ambos, porque se les fue la olla y con ella el dulce murmullo de la carne y una palabra al oído como el fondo de una melodía que amansa a las fieras y arrulla a los niños. O una palabra de más que nunca debió ser dicha y se escapó por los precipicios de la furia y la incomprensión desatada. También el inmenso actor, Paco Raval, se fue, parece que con frecuencia, por los Cerros de Úbeda y de corral ajeno, pero siempre volvía, porque nadie como su mujer, Asunción Balaguer, que perdonaba sus andanzas donjuanescas, y sabía que ella era la que mandaba en su corazón. Me gustaría que de haber sido al revés hubieran respondido lo mismo, porque no es lo corriente. ¿Serían así nuestros personajes, captados por la cámara extraordinaria del famoso fotógrafo, Nicholas Nixon? ¿Con amores tan apasionados y debilidades o infidelidades de él, de ella, que tanto monta? Lo importante es que están ahí, con su pasado a cuestas de luces y sombras y amores y desengaños, y un presente luminoso que se ha quedado para estar en la retina de quien los mire, porque ese es el milagro del arte y de los clásicos, que no tienes más remedio que dejarles entrar en casa, hacerles sitio y dejar gustoso que se queden para siempre en alguno de los mejores rincones para que te hagan compañía permanente al tiempo que iluminan toda la estancia.
No te pierdas cómo besa él y cómo cierra los ojos ella para mejor visionar el séptimo cielo: la mejor película de todos los tiempos, la suya con su hombre.
Nota no tan al margen: Como le debo estas reflexiones a Muñoz Molina, que me ha hecho ir a ver las fotografías de Nicholas Nixon, a quien ha dedicado un magnífico artículo, como todos los suyos, inserto aquí mismo unas frases que he subrayado: “Al principio Nicholas Nixon miraba desde tan lejos que en sus fotos no se distinguían figuras ni huellas de presencias humanas... (para pasar al mundo de las cercanías) En el itinerario de su formación Nicholas Nixon acierta a descubrir su propia mirada en el encuentro y en a aceptación cordial de la mirada de los otros. Es justo en ese trance y no otro donde sucede la fotografía, donde se detiene el curso del tiempo”.
Te recomiendo una vuelta por Google para contemplar sus fotografías en las que destacan su mujer y sus tres hermanas (las hermanas Brown a lo largo de cinco décadas). Acaso recuerdes el artículo que en su día les dediqué y que sigue, claro está, en mi retina.

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