lunes, 14 de agosto de 2017

NOS PASAMOS LA VIDA BARRIENDO


Los últimos del lote han sido, están siendo los de la CUP, la izquierda independentista catalana. Antes, ya lo sabes, fueron todos los dictadores que en el mundo han sido, no te doy nombres, todos pensamos en ellos con rapidez y todos quieren barrer al otro, a los otros, como si fueran basura, escoria, alguien a quien destruir, aniquilar, echar fuera del mapa ¿de la vida?, también, eso hicieron muchos, olvidando ese principio que para mí lo es todo: todos ellos son de los nuestros, de lo contrario nos quedamos solos: tú y yo, y acaso sobre uno o los dos. Porque si empiezas a barrer, según la CUP a todos los que no piensan como ellos; según ETA, a quien se moviera en dirección contraria y no llevara el ADN en el alma; según Franco, Stalin, Hitler, Mao, Pinochet... y el resto de similar calaña a quienes fueran judeomasónicos o de derechas o de izquierdas o de la acera de enfrente, la del medio y la del más allá. ¡Cuánto despropósito, cuánto psicópata, cuánta imbecilidad humana, cuánta barbarie, cuánto absurdo! Ni en la ley de la selva nos encontramos con tanto todo de todo ello.
Una pena, porque cuando hay tanto que barrer, de escoria, basura y mierda, de lo que todos somos responsables, y hasta podríamos elaborar un listado interminable del que no se salvara ni el más impoluto, el más santo o el más sabio, por aquello de que hasta el justo peca siete veces al día. Por eso a muchos, nos da tanta grima, vergüenza ajena y dolor que muchos, sin ningún pudor, se atrevan a coger la escoba con tanta alegría y comenzar a lanzar al basurero a todos aquellos que pudieran contrariarles o pensar simplemente de forma distinta o llevar otra vestimenta o gustarles diferentes colores, clubs de fútbol, partidos políticos y banderas.
Barrer, sí; seleccionar el trigo de las malas hierbas y debatir, pues claro; no tener que estar obligado a seguir, ni valorar, ni admirar las opiniones de los demás, naturalmente; pero respetar al otro hasta la extenuación, no cabe duda.
Exterminarlo, gasearlo, matarlo, ni en frío ni en caliente, ni siquiera el Estado, jamás, solo eliminarlo en defensa propia o de los inocentes.
Admitir y aceptar que cuando hay bandos, lo normal y lo real es que en cada bando, más o menos, haya luces y sombras, bondad y maldad, ignorancia y lucidez, estupidez y agudeza, vulgaridad y elegancia.
Ya lo sabes, si tantas ganas e impulsos irreprimibles de barrer tienes, empieza por tu habitación, tu casa, tus cosas, tu mundo interior que, seguro, encuentras telarañas y porquería desde el día que naciste, desde el que nací. Y cantando: “Si yo tuviera una escoba, cuantas cosas barrería..., sí claro, pero el otro, cuidado, no es una cosa.


Foto: La CUP promete “barrer” de Cataluña todo lo español

1 comentario:

Carmen Cubillo dijo...

Interesante reflexión.