jueves, 3 de agosto de 2017

ESTAR PRESENTE ALLÍ ERA DE SUMA IMPORTANCIA





“Es verdad que nunca ayudé materialmente a izar el sol, pero sé que estar presente allí era de suma importancia”.
 Leyendo esta frase del libro “Walden” de Henry David Thoreau, (1) de quien se celebra el segundo aniversario de su nacimiento, me quedé tan prendido a ella que he estado varios días dándole vueltas, hasta alargar así su mensaje:
-      Tampoco soy yo el más listo, el más guapo, el más rico, el más todo, pero ni falta que hace si estoy a gusto conmigo mismo.
-      Es verdad que pinto poco yendo todos los domingos desde hace más de  dos años a ver a mi hermana que no se entera ni, seguramente, me conoce, pero sé que estar presente allí un ratito con ella y con mi sobrino es de suma importancia, para mí y ¿quién sabe si para ella?
-     Sé que con cada artículo mío no descubro el universo ni siquiera ganaré con todos ellos ningún premio importante, pero me basta con escribirlos y que sigan siendo fieles seguidores algunos lectores y tengan palabras cariñosas.
-     Es verdad que nunca ganaré (ganarás) batallas que hagan historia, pero me basta (nos basta) con estar presente en el batallar de cada día e intentar hacerlo lo más decente posible.
-     Soy consciente de que no he estado a la altura, miles de veces, y me pesa, lo reconozco, y me arrepiento, vaya si me arrepiento, sin apenas esfuerzo, lo que me llena un pelín de orgullo, en comparación con quienes nunca han tenido que arrepentirse de nada, y pareciera que son legión, algo que nunca acabaré de entender.
-     Es verdad que nunca subí el Everest, ni logré tomates dignos de mi humildísimo huerto, cuando lo tuve, ni conseguí un curriculum brillante, pero sé que me esforcé y le puse mucha pasión en muchos de los proyectos que he llevado a cabo. Algo es algo y hasta mucho.
-     No va más allá de un detalle apenas significante agacharte y coger una flor entre las zarzas que bordean el camino, pero es de suma importancia que al tocarla, mirarla y acariciarla te hagas las preguntas más trascendentes: ¿Qué sentido tiene su belleza? ¿Qué y quienes  somos? ¿Qué éramos antes de nacer? ¿Qué seremos después de morir? ¿Quién conduce este tren? ¿Y después de todo habrá más todo o más nada para todos? ¿Por qué no nos sentimos mucho más hermanos de esa humilde flor que brilla entre las zarzas y de las mismas zarzas?
-     Es verdad que no eran míos el mar, la montaña, el sol naciente, el horizonte crepuscular, el río Sequillo de mi pueblo, el pinar, la luz de esta Castilla, pero por un momento me penetraron tanto que me sentí su dueño.
-     Las piquetas de los gallos del romance de Lorca que cavan buscando la aurora, no son ellas quienes la traen,  pero la anuncian. No necesitan más. Y es hermoso. Como de una belleza excepcional esos dos versos del “Romance de la pena negra”.

Thoreau (Massachusetts) 1817-1862, fue agrimensor, naturalista, conferenciante, escritor, poeta, ensayista y uno de los fundadores de la literatura norteamericana. 

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